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La verdadera razón que se oculta tras la escabechina de Marlaska en Interior

El ministro del Interior se ha cobrado su venganza. Y ha ejecutado una purga total cesando a su respetada secretaria de Estado, al jefe de la Guardia Civil y a su jefa de prensa. Por esto...

Marlasña y su número dos, en la toma de posesión del ya exdirector general de la Guardia Civil.

Publicado por
Miguel Blasco

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Como en esos reality tan de moda en las televisiones, Fernando Grande-Marlaska ya hace meses que nominó, y ha esperado al momento decisivo, para expulsar de la casa. "Con nocturnidad y alevosía", el reenombrado titular de Interior ha pasado sus facturas al cobro, ha roto con el pasado, retado a la cúpula de la Guardia Civil y, de paso, lanzado el enésimo guiño a Esquerra, el socio preferente de Pedro Sánchez.

No lo llevó al primer Consejo de Ministros de este martes, pero ya entrada la noche, Marlaska filtró a a los medios que había decidido fulminar a su secretaria de Estado, Ana Botella, -extraordinariamente respetada en la cúpula de la Policía y la Benemérita-; al director de este último Cuerpo, Féliz Azón; y su directora de Comunicación, Mar Hedo.

Una histórica en el caserón de la madrileña calle de Amador de los Ríos, en las últimas décadas el edificio oficial más sensible de todo el entramado institucional en España.

Lo cierto es que según confirman a ESdiario fuentes de la Guardia Civil la guerra en Interior era total desde hace al menos un año.

Más aún, cuando Marlaska decidió desde el minuto uno desconfiar y puentear a su secretaria de Estado, marginar a los generales del Instituto Armado y entregarse a un grupo de comisarios afines al desaparecido Alfredo Pérez Rubalcaba. "De Rafael Vera de toda la vida", se ironiza entre la cúpula verde.

Por ello, Ana Botella trató de equilibrar fuerzas, sacar la cara por la incómoda labor de la Guardia Civil en Cataluña durante meses de rebelión, y tratar de igualar el peso de Félix Azón con el de Francisco Pardo, director general de la Policía, mano derecha de José Bono durante toda la carrera política del exministro y guardián de las esencias de los comisarios rojos.

Papel clave, en este sentido, el del veterano comisario José Antonio Rodríguez, alto cargo y fontanero jefe en la era Marlaska. Para más señas, a este temido y odiado policía se le conoce en la cúpula policial con el alias de Lenin.

La Guardia Civil, el Cuerpo que Marlaska no ha logrado "domesticar" en este último año y medio.

Según las fuentes consultadas por este periódico, la escabechina final de Marlaska tiene dos motivos que se resumen en dos palabras: Cataluña y Guardia Civil.

A Pedro Sánchez nunca le gustó el papel de los antidisturbios del Instituto Armado durante los días previos al 1-O -llegó a pedir explicaciones a Mariano Rajoy- y a Marlaska le indignó que el jefe de la Benemérita en Cataluña, Pedro Garrido, les cantará las cuarenta a los indepentistas en la misma cara de la cúpula de los Mossos.

Y La Moncloa cogió un "rebote" espectacular cuando la Guardia Civil informó de su operación antiterrorista contra los CDR a espaldas de Marlaska. Mientras Ferraz tendía los puentes que ya se barruntaban entre PSOE y ERC.

De ahí que el director general Féliz Azón y la jefa de prensa, Mar Hedo, hayan sido fulminados. Con la secretaria de Estado, Ana Botella, Marlaska nunca tuvo feeling. Así que, ironiza un veterano de Interior: "Aquí mandan los de siempre, como siempre". A buen entendedor...