El terrible testimonio del hombre que comía con 'Goyo' cuando ETA le acribilló
La confesión, por primera vez en 25 años, de Kote Villar, debería leerse con lupa en La Moncloa. Así fue el indescriptible momento que los socialistas quieren olvidar a cambio de gobernar.
La clase política, paradójicamente menos los principales socios de Pedro Sánchez, conmemoran este 23 de enero el venticinco aniversario del vil asesinato del concejal del PP, Gregorio Ordóñez, a manos de ETA. Con tal motivo, un acto de homenaje ha hecho coincidir en San Sebastián al lendakari, Íñigo Urkullu, al expresidente José María Aznar; y al líder del PP, Pablo Casado.
Es esta jornada de recuerdo, commoción y sobre todo, como exigen las víctimas de ETA y de sus cómplices de Bildu -ahora marcando la política del PSOE-; de Memoria, Dignidad y Justicia.
Y hay dos personas que no están pasando un buen día. Una de ellas es María San Gil, mano derecha de Ordóñez. La otra, Kote Villar, aquel entonces secretario general del grupo municipal del PP en San Sebastián. Sobre el hombro de Villar apoyó el etarra la pistola con la que disparó en la nuca al edil donostiarra. Sin palabras.
Villar, que atraviesa delicados problemas de salud, ha roto su silencio este jueves en una entrevista a los diarios vascos del Grupo Vocento. Con un terrible y escalofriante relato de la secuencia terrorista que desató una ofensiva brutal de ETA contra los políticos constitucionalistas.
Aznar y Casado con Ana Iribar, viuda de Gregorio Ordóñez.
"Salimos del Ayuntamiento sobre la una y media. Gregorio, María San Gil y yo... Fuimos primero al bar Martínez, pero no había ensaladilla rusa, que era lo que quería Gregorio, y nos marchamos al bar La Cepa", rememora Villar.
"Llovía y entró una persona con capucha a ofrecer unas postales de San Sebastián. En aquel momento no te dice nada, pero ahora con el paso del tiempo... A los cinco minutos entra otra persona. O la misma. No lo sé. También con capucha", prosigue.
"Apoya su mano en mi hombro izquierdo, yo giro la cabeza hacia ese lado, apunta a la altura de mi hombro derecho y dispara en la nuca de Gregorio, que estaba sentado a mi derecha. María estaba enfrente de Gregorio. Ella es la que ve la pistola. No le ve la cara. A mí no me sonó el disparo, sentí como si fuera una botella rota o algo así, al ser tan de cerca...".
Y concluye Kote Villar: "Lo siguiente que recuerdo es ver a Gregorio, ensangrentado. María sale corriendo a perseguir al asesino. Yo me levanto y llamo al 112 desde el teléfono del bar. Y ahí nos quedamos. La escena me vuelve continuamente, no la puedo olvidar".
Estos son los blanqueados socios de Pedro Sánchez que han salvado los presupuestos y los gobiernos del PSOE en Navarra y en Irún. Y los aliados preferentes en el Congreso. Los que no dejaron a Gregorio Ordóñez vivir para verlo...