La razón del 5-A: Urkullu mete prisa a Sánchez con la factura por la investidura
El 5 de abril el PNV se enfrenta al crecimiento de Bildu, el PP evitar entrar en coma y la líder de Ciudadanos pasará su primer examen en "tierra hostil".
Reconoce a ESdiario un dirigente del PNV que cuando el pasado 30 de enero el presidente de su partido, Andoni Ortuzar, abandonó la prisión de Lledoners tras visitar a Oriol Junqueras, tenía muy claro el mensaje a trasladar al lendakari Íñigo Urkullu: era imprescindible alejar las elecciones vascas de las catalanas lo más posible porque -esa es la conclusión que extrajo Ortuzar- el entendimiento entre Junts per Catalunya y ERC "hoy por hoy es imposible y Cataluña va a volver a ser un avispero".
Y, con este diagnóstico y la factura del PNV al PSOE al cobro por el sí a la investidura de Pedro Sánchez, Urkullu ha movido ficha y ha llamado a los vascos a las urnas el próximo 5 de abril. Ya tiene el compromiso de los socialistas, que según todas las encuestas volverán a ser el socio de Urkullu en el Gobierno Vasco, para culminar el Estatuto de Gernica. Con las dos transferencias más anheladas por el nacionalismo: la Seguridad Social y las prisiones.
Urkullu ha trasladado en las últimas semanas a sus consejeros que expriman las relaciones con los ministros de sus áreas respectivas para cobrar ya el cheque del apoyo al "Gobierno progresista". Porque la amenaza en las urnas para el PNV ya no es el PSE y menos aún un PP en coma en el País Vasco. El adversario se llama Bildu: la segunda fuerza en las elecciones de 2016 y al que los sondeos siguen vaticinando unos números al alza.
El PNV quiere exprimir con urgencia las transferencias a las que se ha comprometido Sánchez antes de que el tsunami catalán salpique a La Moncloa.
En la precampaña electoral que arrancará en los próximos días los vascos asistirán a una doble batalla: la que va a enfrentar al PNV y Bildu por la hegemonía del nacionalismo; y la que van a protagonizar Bildu y Podemos, por el espacio a la izquierda del PSOE y el voto joven.
Los proetarras han dado un paso estratégico con la candidatura de Arnaldo Otegi para repetir con Maddalen Iriarte, una periodista de ETB con un perfil más amable. Podemos, por su parte, va a celebrar primarias entre la aspirante oficialista, la exdiputada en el Congreso Rosa Martínez, y una alternativa impulsada por Pablo Iglesias, la también exdiputada Miren Gorrotxategui. Busca Iglesias someter a Podemos Euskadi, uno de los últimos reductos del errejonismo.
El PSE fue el más madrugador y oficializó en octubre la candidatura de su líder, Idoia Mendía. Los socialistas esperan beneficiarse de su presencia en el Gobierno de Urkullu y examinar el llamado efecto Sánchez.
Y en el centro derecha constitucionalista es donde radica la gran incógnita de esta cita electoral. Génova ha dado finalmente el plácet a Alfonso Alonso. Como informó este diario, la idea de la dirección nacional es acometer una renovación "tranquila" del PP vasco una vez celebradas las elecciones y en función de los resultados.
Ahora queda saber, si Pablo Casado e Inés Arrimadas son capaces de tejer una alianza atractiva para un electorado, el popular, desencantado en el País Vasco, y otro, el naranja, practicamente testimonial. Al igual que Vox. Este va a ser el primer examen del liderazgo de Arrimadas si se hace con las riendas de Cs.
Con este escenario, 1,8 millones de vascos volverán a las urnas el 5 de abril. Nadie duda de la victoria de Urkullu. Pero en estos comicios España también se juega mucho. Que el nacionalismo no se crezca y vuelva a la agenda independentista que enterró con Ibarretxe y que el constitucionalismo -con unos socialistas confundidos con el terreno, aparte- no desaparezca literalmente del Parlamento de Vitoria. Los sondeos no son nada halagüeños para PP y Cs.