Urkullu, desbordado por la "basura", pide ahora impotente ayuda a España
Quince días después, el PNV permanece embarrancado entre las toneladas de vertidos tóxicos de Zaldíbar. Mientras, "operación imagen" en Ajuria Enea. Llega la precampaña del 5-A.
Como pocas veces, el PNV se mueve estos días como el boxeador sonado. Todo estaba preparado para un paseo triunfal de Íñigo Urkullu en las elecciones del 5 de abril -adelantadas por él mismo siguiendo una hoja de ruta diseñada hace semanas- pero el gravísimo siniestro en el vertedero de Zaldíbar ha dinamitado el siempre tranquilo oasis vasco.
Este jueves, en una operación imagen de los dos socios del Gobierno Vasco y del central, PNV y PSE, PSOE y PNV, la ministra de Pedro Sánchez, Carolina Darias, ha entregado al número dos de Ajuria Enea, Josu Ercoreka, lo poco que el Estado aún no había cedido al nacionalismo vasco.
El cheque de Sánchez a Urkullu para pagar primero el sí a la moción de censura contra Mariano Rajoy y, segundo, el apoyo de diciembre a la investidura del líder socialista, ha sido entregado este jueves oficialmente en Vitoria.
En él van dos premios gordos en la lotería de las cesiones: la transferencia de las prisiones vascas -presos de ETA, incluidos- y la Seguridad Social. No toda aún, pero la primera entrega hacia la ruptura en el medio plazo de la caja única.
Esta maniobra de distracción va a servirle a Urkullu para hacer frente durante la precampaña y la campaña al acelerado proceso de desprestigio que la catástrofe de Zaldíbar le está provocando. Un caos que sigue y aumenta, ya quince días después, sin noticias de los dos trabajadores desaparecidos y sepultados entre toneladas de vertidos que, aún, nadie aclara de qué tipo son.
La basura del vertedero de Zaldíbar se hace cada vez más "tóxica" para el PNV.
El minuto y resultado de este jueves 20 de febrero -el derrumbe se produjo el día 6- no puede ser más desalentador. Tras rechazar la ayuda de la UME en el minuto uno, en las últimas horas el Gobierno Vasco ha lanzado un SOS. Pide ayuda a las comunidades autónomas limítofres para acoger los residuos que se acumulan.
"Trabajamos contrarreloj para buscar una salida", ha reconocido la viceconsejera de Medio Ambiente, Elena Moreno. Por cierto, 15 días después no hay noticias de la vicepresidenta del ramo, Teresa Ribera, que aún no ha encontrado un hueco en su agenda para visitar la zona del desastre.
Mientras, los trabajadores de la empresa que han comenzado a desfilar por dependencias de la Ertzaintza no dejan de apuntalar la tesis del fraude, la negligencia y los clamorosos fallos en la inspección del Ejecutivo de coalición PNV-PSE. Hasta el punto de relatar que se compraba chatarra ad hoc cuando iban a pasar una inspección y disimular el gran agujero negro acumulado.
Urkullu está tan acorralado y el PNV tan preocupado por la creciente rebelión ciudadana en los municipios cercanos a la zona cero, que se ha encomendado al fontanero más misterioso del PNV, Jesús Peña. Alérgico a los medios, el secretario general de Presidencia en el Gobierno Vasco fue el hombre de confianza de los exlendakaris Ardanza e Ibarretxe.
Es el hombre elegido para dar la cara en lo que ya muchos han bautizado como el "Prestige del PNV".