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El Gobierno, acorralado, reconoce ahora que Delcy nunca debió aterrizar

El Gobierno sabía que Delcy no debía aterrizar por las sanciones que pesan contra ella, aún así, lo permitió. Ahora culpa a la misma Venezuela de no haber avisado antes de su llegada.

El Gobierno, acorralado, reconoce ahora que Delcy nunca debió aterrizar

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La gestión del escándalo generado por la visita de la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, por parte del Gobierno es mucho más que desastrosa. Las múltiples versiones del ministro de Transportes, José Luis Ábalos, se sucedieron una tras otra, pero el Ejecutivo está acorralado y sabe que tarde o temprano se sabrá toda la verdad de lo ocurrido.

Rodríguez nunca tuvo que pisar España y ahora lo ha reconocido la propia ministra de Exteriores, Arancha González Laya, que ha asegurado en la Cadena Ser que "si el gobierno venezolano hubiese avisado con más antelación que aterrizaba en España lo hubiésemos prohibido".

Y es que, en el seno del Gobierno saben que pesaba sobre ella una sanción europea que se debería haber cumplido y que nunca una mujer sobre la que recae la responsabilidad de haber violado los derechos de los venezolanos debería haber podido pasear sin pudor por Barajas. A pesar de ello, la ministra ha insistido en que "el Gobierno español cumple con las sanciones impuestas".

Ante esta avalancha de contradicciones y a la vista de la proporción mayúscula del escándalo, González Laya ahora intenta suavizar un encuentro que ha socavado la credibilidad del Ejecutivo a nivel internacional asegurando que "se puede criticar la manera en la que se gestionó. Hubiéramos preferido no tener que gestionarla. Pero la alternativa no era que el avión siguiera su vuelo porque no se podía o que la vicepresidenta se quedara en el avión pero no era posible tampoco porque los pilotos no pueden dejar a nadie en el avión y ellos fueron a descansar porque era lo que tenían que hacer".

Las dudas sobre las razones del viaje siguen en el aire

Sin embargo, a pesar de las explicaciones y los intentos de justificar la visita, aún quedan muchas incógnitas que resolver acerca de las razones que llevaron a Rodríguez a aterrizar en España con las ya famosas 40 maletas, calificadas por Ábalos como "un cuento" pero que quizá sean la clave de este espinoso asunto que se intenta justificar por todos los medios, ya que si Delcy solo quería hablar con Ábalos hubiese sido suficiente con una llamada telefónica, pero ella prefirió parar en España para continuar su rumbo.

Y es que, ahora que todo está en manos de la Justicia, una vez que tanto PP como Vox han presentado sendas denuncias para intentar esclarecer lo ocurrido, el Gobierno se ve cada vez más acorralado y ha tenido que recurrir a una nueva versión para reconocer, al fin, que nunca deberían haber dejado aterrizar a Delcy, aunque solo ellos saben realmente la razón por la que lo hicieron y a buen seguro que tarde o temprano se sabrá.

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