La ministra de Exteriores forzada a parar los pies al número dos de Iglesias
La primera irrupción de Podemos y su "diplomacia paralela" ha desatado en el primer incendio en política exterior. Y con un socio estratégico con un "caracter" muy díficil.
Ya relató ESdiario hace unas semanas que la intención de Pablo Iglesias de tener su propia agenda internacional -aprovechando sus competencias vicepresidenciales en la Agenda 2030-, habían provocado notables resquemores en el Ministerio de Asuntos Exteriores.
A nadie se le oculta en la Diplomacia española, que Podemos no tiene la mejor prensa posible en muchas embajadas -por sus relaciones con el populismo latinoamericano y con Irán- y que sus pasos van a ser vigiliados con lupa por los socios estratégicos de España.
No ha transcurrido ni un mes desde la formación del gobierno de coalición y el partido morado y, con epicentro en la Vicepresidencia cuarta, ha desatado el primer incendio diplomático que ha tenido que salir a apagar a la mayor celeridad posible la ministra de Exteriores, Arancha González Laya.
El protagonista del incidiente en cuestión no es un segundón en el Gobierno. De hecho es, orgánicamente, el número dos de Pablo Iglesias, Nacho Álvarez. Y la víctima de esta primera irrupción de los morados en la diplomacia del Gobierno ha sido nada más y nada menos que Marruecos.
El vicepresidente Iglesias y su secretario de Estado, Nacho Álvarez. Primer lío diplomático causado por Podemos.
El secretario de Estado de Derechos Sociales, Nacho Álvarez, ha desatado la ira y la indignación del gobierno marroquí y de la prensa afín de nuestro vecino del sur al entrevistarse con todos los honores con una representante del Frente Polisario, otorgándole el rango de "ministra" de la República Saharaui. Casus belli para Mohamed VI.
Álvarez recibió este viernes en dependencias oficiales de la Vicepresidencia cuarta a Suilma Hay Emhamed Salem, responsable de Asuntos Sociales de la autoproclamada República Árabe Saharaui Democrática (RASD). Cabe recordar que ni España ni la UE reconoce aún a este Estado.
Desde la cuenta oficial de Twitter, el número dos de Iglesias no solo dio rango oficial a su encuentro si no que, además, bautizó a su invitada como "ministra".
Rabat no tardó ni horas en lanzar, primero a travez de los medios de comunicación más afines, y después por canales diplomáticos, su indignación. Hasta el punto de que la ministra de Exteriores, Arancha González Laya, tuvo que descolgar el durante este fin de semana el teléfono.
Con un mensaje para fuera y, también, para dentro. Las gestiones del brazo derecho de Iglesias "no reflejan la posición del Gobierno". Y, más aún, la estrategia de España sobre el Sáhara es "política de Estado". Para que a Podemos le quede claro.
Es la primera. Pero en el Palacio de Santa Cruz, sede de Exteriores, se temen alguna de estas más.