Los secretos del médico del pelo blanco que pelea contra el coronavirus
Fernando Simón se ha convertido en la voz más autorizada para hablar del coronavirus, por encima incluso del propio ministro, pero todo tiene una razón.
Fernando Simón, director del centro de Alertas y Emergencia sanitarias, se ha convertido en las últimas semanas en el hombre que más sale en televisión y posiblemente uno de los más escuchados por los españoles. Y es que, su papel a la hora de informar sobre la crisis del coronavirus le han puesto en el foco mediático.
De hecho, este médico aragonés, al igual que pasó con la crisis del ébola en 2014, es el encargado de actualizar los datos de la enfermedad y de lanzar mensajes de tranquilidad a una población que vive entre la incertidumbre y el miedo.
Sin embargo, tras esa imagen de hombre afable y didáctico que explica una y otra vez de forma pausada los detalles de una enfermedad desconocida para todos, se esconde una persona totalmente desconocida para la mayoría.
Y es que, tras esta visión de Simón se esconde un médico que decidió ejercer de forma vocacional y se formó para ello en el colegio privado y bilingüe Montearagón.
Sin embargo, la vocación no llegó sola, sino que ya desde la infancia heredó de su padre, un reputado psiquiatra de Zaragoza, el deseo de ayudar a los demás, por lo que se licenció en Medicina para después especializarse en epidemiología en la London School of Hygiene and Tropical Medicine.
Experto en enfermedades tropicales
Tras descubrir su interés por las enfermedades tropicales y las epidemias y con la intención de ayudar a los demás decidió embarcarse en la tarea de colaborar con organizaciones, recorriendo las regiones más castigadas del planeta. De hecho, estuvo al frente del Hospital de Ntita en Burundi o del Centro de Investigación en Enfermedades Tropicales de Manhica, en Mozambique.
Tras su paso por África, que se alargó casi una década, puso rumbo a América Latina para terminar en París, donde trabajó en el Instituto de Vigilancia Epidemiológica.
Sin embargo, este médico, casado también con una experta en enfermedades tropicales, regresó de nuevo a Madrid para que sus tres hijos se criasen en España y así se colocó en 2003 como jefe de la Unidad de Alerta y Respuesta del Instituto Español de Salud Carlos III hasta llegar en 2012 a la dirección del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad.
Aun así, es su labor docente en la Escuela Nacional de Sanidad, la que se ve reflejada en sus habituales comparecencias en los medios. Su sencillez y el lenguaje que utiliza permite llegar al gran público, aunque prefiere mantenerse alejado de las redes sociales. Eso sí, ya le piden autógrafos por la calle.