Díaz Ayuso se encaró con Sánchez por videoconferencia molesta por su actitud
En las cuatro horas que duró la reunión virtual de éste con los presidentes autonómicos, el líder del Ejecutivo no hizo la más mínima autocrítica. Cero. Y no solo pidió lealtad: la exigió.
Casi cuatro horas de reunión y ni una sola autocrítica. Cero. Eso es lo que hizo, o lo que no hizo, Pedro Sánchez en la videoconferencia que este domingo mantuvo con los presidentes autonómicos y los de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla para coordinarse tras la entrada en vigor del estado de alarma.
La actitud del presidente del Gobierno sorprendió a algunos de sus interlocutores, por las prisas que se ha dado en barrer bajo la alfombra el tremendo error de mantener las manifestaciones multitudinarias del 8 de marzo en toda España o el retraso en la adopción de algunas medidas de contención del coronavirus, como el cierre de los colegios en la Comunidad de Madrid.
Sánchez, según fuentes presentes en el encuentro virtual consultadas por ESdiario, no solo no entonó un mea culpa ni nada que se le pareciera, sino que demandó a todos los presidentes regionales lealtad con el Gobierno de España. Se lo ordenó incluso, al asegurar que era una "obligación".
A lo que Alberto Núñez Feijóo le respondió que esa lealtad ha de ser recíproca, y que no puede ser que en las algunas comunidades gobernadas por el PP los respectivos delegados del Gobierno estén intentando hacerse pasar por la única autoridad competente, en representación del Estado.
El presidente del Gobierno no mencionó el 8M (donde pudo contagiarse su mujer, Begoña Gómez, que el sábado dio positivo) ni nada que se le pareciera. De hecho la versión oficial que el Ejecutivo lleva una semana manteniendo es que en todo momento han seguido las recomendaciones de "la ciencia".
Tampoco ninguno de sus interlocutores hizo alusión a las concentraciones del Día Internacional de la Mujer, que incluso escandalizaron al New York Times por su temeridad. Pero sí encontró una voz crítica con la tardanza en su reacción: la de Isabel Díaz Ayuso.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, la más afectada por el Covid-19, le recriminó a Sánchez que hubiera malgastado un tiempo precioso en la adopción de medidas de contención del virus y de blindaje frente a sus efectos.
Y le pidió más medios materiales para la protección de los sanitarios que están luchando en primera línea contra el coronavirus y más policías en las calles para evitar problemas de orden público.
Las ya consabidas críticas de Íñigo Urkullu y sobre todo de Quim Torra vinieron por la recentralización de competencias, aunque no obstante el lendakari se avino a firmar un comunicado conjunto del que solo se desmarcó el inhabilitado presidente de la Generalitat.
De los presidentes del PP no puede tener queja Sánchez. Se han conjurado para cerrar filas en torno al Gobierno de España, incluso después del tono muy crítico que su jefe de filas, Pablo Casado, empleó el sábado por la noche. Cuando criticó que las medidas tardaran 36 horas en entrar en vigor y remachó: "En una crisis sanitaria así no podemos estar al albur de los retrasos que imponen Podemos o los independentistas".
No obstante este lunes el líder de los populares habló con el presidente por teléfono y, después de eso, hizo una declaración con un evidente cambio de tono en la que prometió "pleno apoyo del Partido Popular a la puesta en práctica del estado de alarma y respaldo a las medidas que se tengan que afrontar en la limitación de la movilidad y cumplimiento de las instrucciones dadas por las
autoridades sanitarias y Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado".