El drama interminable de Zaldíbar: mes y medio sin avances con Alberto y Joaquín
Solamente el coronavirus ha evitado la rebelión total de los vecinos y familiares de los dos operarios sepultados entre toneladas de vertidos tóxicos. El Gobierno Vasco, incapaz.
Con España, y el País Vasco como la tercera comunidad más afectada, en pánico por la brutal ofensiva del coronavirus, ya tan solo en una pequeña localidad vizcaína y sus alrededores se mantiene el pulso por otra cruel tragedia: la desaparición de Joaquín Beltrán y Alberto Soraluze, sepultados por toneladas y toneladas de vertidos tóxicos. Este sábado se cumplió mes y medio desde su desaparición.
Precisamente este sábado, en Zaldíbar, Ermua y Eibar, en esos mismos balcones que aplauden el trabajo de nuestros sanitarios, se volvió a escuchar un grito de rabia e indignación contra el Gobierno Vasco por su patente incapacidad en avanzar en el rescate de los dos operarios. De hecho, las familias se quejan de que las operaciones de rescate se han reducido notablemente desde el estallido del coronavirus.
Este domingo, entrevistado en la televisión pública vasca, el lendakari Urkullu se limitó a justificar su gestión incapaz de garantizar que se avance en el rescate de Alberto y Joaquín. Se limitó a asegurar que recibe cada día el plan de trabajo en el vertedero, que siguen allí 12 maquinas pesadas y que se está logrando asentar el balcón de terreno en el que se produjeron las primeras grietas y, reconoció, "donde se supone que pueden estar" los dos desaparecidos.
También tuvo especial empeño Urkullu en subrayar que el vertedero pertenece a "una empresa privada".
Sin embargo, la indignación de los familiares no deja de crecer. "El rescate se ha convertido en un negocio para la empresa que lo gestiona, es triste pero funciona así todo. Que les encuentren y luego si quieren que hagan el negocio de su vida. Son empresas afines a partidos políticos, al PNV, y me da la sensación de que todo queda en casa", ha denunciado recientemente en una entrevista el hermano de Joaquín Beltrán.
Y así siguen en Zaldíbar. Confinados, aterrados por el coronavirus y viendo como los días pasan sin que la que el PNV vende como la región más moderna de España siga mostrándose incapaz ni siquiera de avanzar en el rescate de dos de sus ciudadanos. Y con la duda de que hubiera pasado si se hubiera aceptado la oferta de ayuda que llegó desde la UME.
Por cierto, a muchos sorprende que ni la vicepresidenta de Transición Ecológica, Teresa Ribera, ni ningún otro miembro del gobierno de Pedro Sánchez haya sacado unas horas para visitar Zaldíbar.