España tiene 172.541 contagiados oficiales y 18.056 muertos reconocidos, dos cifras que todo el mundo da por superadas pero que, a día hoy, son las formales. Y con ese dato, el Gobierno ha emprendido una campaña para afirmar en público que la letalidad nacional es parecida a la de Europa. "O algo más baja", llegó a decir este martes el portavoz de Moncloa para la crisis sanitaria, el médico Fernando Simón. "De un 10%", concretó.. Se trata de una falsedad terrible, que evidencia sin la menor duda un intento de mitigar ante la opinión pública la especial virulencia del coronavirus en España y con ello, tal vez, de evitar el cada vez más imparable debate sobre la gestión política de una pandemia internacional que, sin embargo, afecta más o menos en función de la respuesta local de cada país.. Simón se sirvió de una trampa aritmética para presentar como cierto ese "10%" de letalidad: se limitó a relacionar los muertos oficiales con los contagiados consignados, un truco sorprendente que no resiste ningún análisis de las instituciones internacionales ni se utiliza científicamente para medir el impacto de cualquier fenómeno en una población. Porque simplemente es equivocado. O falso, sería la expresión correcto.. El baremo adecuado es dividir las víctimas mortales entre las poblaciones de procedencia, lo que ofrece una media que sí se puede comparar en otro país: las víctimas totales dependen lógicamente del tamaño de cada país, de manera que uno con más población, como Estados Unidos, puede acumular más fallecidos y sin embargo sufrir una mortalidad real muy inferior a la de otros de menos habitantes.. Es de hecho lo que pasa con España. Dividiendo los muertos consignados por cada millón de habitantes, se demuestra sin posibilidad alguna de réplica hasta qué punto España es, muy de largo, el país que más estragos en vidas humanas está sufriendo con el COVID-19.. En concreto, la tasa española a día 14 de abril es de 374 fallecidos por millón de habitantes. Para que se vea la auténtica dimensión de esta cifra, debe compararse con las de otros países de todo tipo. Más grandes y más pequeños; más cercanos o lejanos, con más y menos presupuestos sanitarios: ante todos ellos, sin excepción, sale muy mal parada España y quizá el Gobierno.. . . El 27 de enero de 2020 la OMS exigió al Gobierno español, y demás socios de la organización, la “prevención de eventos de amplificación”. Lo hizo 40 días antes del 8M. La OMS repitió, día a día, 40 veces igual consigna antes de las celebraciones masivas de ese fin de semana (manifestaciones feministas, mítines, partidos, misas…).. Pero llegó el 8M. Y el Ejecutivo de Pedro Sánchez no sólo no suspendió los actos masivos, sino que los promovió y los encabezó. Pronto hubo una estadística visual del riesgo de contagio en tales actos masivos: tres ministras del Gobierno y la propia esposa del presidente comunicaron su positivo tras participar en manifestaciones feministas.. Hubo otra prueba estadística del error aún más definitiva oculta entre la masa de cifras de la pandemia. Cuando el 27 de enero la OMS lanzó por primera vez tal recomendación, a tres días de proclamar la emergencia sanitaria mundial, sólo había 2.798 infectados en todo el mundo. Ninguno todavía en España. Pero el riesgo de expansión ya era “alto” en España.. España llegó al 8M con 430 infectados. Y cinco muertos. El nivel de expansión ya era “muy alto”. Durante 40 días había omitido tal recomendación de evitar actos masivos. España seguía siendo una fiesta de manifestaciones, mítines, partidos, discotecas, misas, terrazas…. La OMS marca una incubación media de cinco días del coronavirus. Una semana después del 8M, el rostro de la pandemia había cambiado radicalmente en España. El 15M España ya tenía 5.753 infectados y 136 muertos. Los contagiados se habían multiplicado un 1.237%. Y los fallecidos habían crecido un 2.620%.. El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, proclama aún hoy que "el 8 de marzo no había ninguna circunstancia concreta ni objetiva para la suspensión de ningún acto público ni manifestación, como fue la del 8M". Le extraña que "se haga hincapié" en las críticas por un acto de defensa de los derechos de las mujeres cuando "ese día hubo una pluralidad de actos públicos, partidos de fútbol y actos de partidos políticos por todos conocidos".. Cierto. Todos los actos masivos fueron foco de contagio. "No había ningún dato objetivo de las autoridades científicas o médicas que determinara la necesidad de suspender cualquier concentración pública". Falso. El ministro de Transportes y Movilidad, José Luis Ábalos, hace su aportación científica: "Yo ese día estuve en la mascletá de Valencia, y nadie me ha preguntado si eso estuvo bien o estuvo mal".. ¿No había ningún dato objetivo de las autoridades científicas o médicas que determinara la necesidad de suspender cualquier concentración pública?, ¿Vale la OMS como autoridad científica/médica?. ¿Qué decía el 7M la OMS cuando había más de 100.000 infectados en el mundo, más de 400 muertos, y el nivel de riesgo de coronavirus en cada país, incluida España, ya era igual que en China, “muy alto”?, ¿Qué decía el 7M la OMS cuando en España había 374 infectados y 5 muertos? Pues reclamaba lo mismo que llevaba diciendo diariamente desde el 27 de enero: “prevención de eventos de amplificación de transmisión”.. . Los ministros Salvador Illa y Fernando Grande-Marlaska compareciendo este lunes.. . Los apologetas del Gobierno invocan la imposibilidad de prohibir manifestaciones, mítines o partidos sin decretar el estado de alarma. Pero el Ejecutivo, sin rebuscar en cajones legislativos, tenía un arma muy sencilla para frenar todos los actos masivos del 8M: desaconsejarlos por razones de salud pública. Si el Gobierno, previo al decreto, se hubiera ocupado antes del 8M de alarmar (avisar) a su población del riesgo de contagio en actos masivos… las cifras de infección, saturación hospitalaria y muertes habrían sido menores, y, por tanto, tanto más abordables.. El argumentario gubernamental añade que es fácil ser profeta el día después. No hacía falta ser profeta. Sólo leer a la OMS cada día desde el nacimiento de la crisis sanitaria. Si no leían Salvador Illa y Fernando Simón a la OMS, ¿a quién leían?, ¿Cuál fue su guía científica para combatir la pandemia en enero, febrero y primera semana de marzo?. Y si leían a la OMS, ¿por qué desoyeron todos sus consejos? El veto a los actos masivos no fue una nota a pie de página de la OMS. Formaba parte de sus objetivos estratégicos para combatir la expansión del coronavirus. Todos los incumplió España durante 40 días.. El arsenal de la OMS de respuesta al coronavirus desde enero era el siguiente:. - Limitar la transmisión de persona a persona, incluida la reducción de infecciones secundarias entre los contactos cercanos y los trabajadores de la salud, la prevención de eventos de amplificación de transmisión y la prevención de una mayor propagación internacional desde China.. - Identificar, aislar y atender a los pacientes temprano, lo que incluye brindar atención optimizada a los pacientes infectados.. - Identificar y reducir la transmisión desde la fuente animal.. - Abordar incógnitas cruciales y sobre la gravedad clínica, el grado de transmisión e infección, el tratamiento, opciones y acelerar el desarrollo de diagnósticos, terapias y vacunas.. - Comunicar información crítica sobre riesgos y eventos a todas las comunidades y contrarrestar la información errónea.. - Minimizar el impacto social y económico a través de asociaciones multisectoriales.. Esto se puede lograr mediante una combinación de medidas de salud pública, como la identificación rápida, el diagnóstico y el manejo de los casos, la identificación y el seguimiento de los contactos, la prevención y el control de infecciones en entornos de atención médica, la implementación de medidas de salud para los viajeros, la sensibilización en la población, comunicación de riesgos.-. Merecen destacarse medidas de la OMS desechadas como “identificación y el seguimiento de los contactos” o la “implementación de medidas de salud para los viajeros”.. . . El mayor error del Gobierno de Pedro Sánchez no fue la multiplicación del virus con todos los actos masivos del 8-M, sino importarlo. El 28 de febrero, el 83% de los casos de coronavirus en España eran importados, según datos en poder ya entonces del Ejecutivo. No se habían infectado en territorio nacional, sino en el extranjero.. ¿En Hubei, la provincia china origen de la pandemia? No. Cero casos entonces procedentes del foco inicial de la pandemia. Los informes del Gobierno apuntaban a Italia, cuyos vuelos aún tardó más de dos semanas en suspender el presidente.. Sánchez no sólo erró en la respuesta, sino en su pronóstico. El Ejecutivo español creyó que el desembarco del virus, si acaso, llegaría por Hubei. Y sería fácilmente derrotable: “Debido a la situación epidemiológica mundial no se puede descartar que lleguen a España personas infectadas por SARS-CoV-2 procedentes de diferentes provincias de China, así como de otros lugares donde se están produciendo casos. La probabilidad de que esto ocurra se considera alta.. Según las estimaciones del Centro Europeo de Control de Enfermedades (ECDC por sus siglas en inglés), el riesgo de que se produzcan brotes similares al que está teniendo lugar en Italia, en otros países de Europa, se considera moderado-alto. . "Si esto ocurriera en España, tenemos mecanismos suficientes de contención, que incluyen protocolos clínicos, una red asistencial y de salud pública coordinada y capacidad suficiente para el diagnóstico y tratamiento de los casos. En la situación actual, el riesgo global para la salud pública en nuestro país se considera moderado”.. Era el optimismo que respiraba el Ministerio de Sanidad el 24 de febrero, cuatro días antes de consignar que el 83% de los casos españoles venían del extranjero. En esa última fecha, 28 de febrero, de los 836 casos existentes en Europa, 650 correspondían ya a Italia, y sólo 32 a España.. Pero Hubei (China) aún hoy sigue sin suponer ni el 1% de los casos producidos en España. No es mérito del Gobierno español. Tiene más que ver con el rigor del confinamiento chino que con las medidas de protección españolas, apenas el uso de guantes y mascarillas para policías en los aeropuertos españoles, cuyo comisario/padre intelectual ha sido destituido a modo de reconocimiento.. Esta cautela solo serviría para que los policías no se contagiaran. No impidió la entrada de pasajeros infectados de Hubei, como corroboran los informes españoles. Reiteradamente aparece su rastro en los informes del Ejecutivo. ¿Origen del contagio? Viaje a Hubei. Pero su peso porcentual es insignificante.. El gran agujero español para importar contagios nunca fue China, según los informes del Gobierno. El coladero ha sido otro. Porque a esa minúscula horquilla de contagios procedentes de China hay que sumar otro poderoso porcentaje de “casos importados” sin distinguir el origen del país, que siempre multiplicó la tasa de Hubei. En el inicio la goleada era absoluta: Cero casos Hubei, 83% resto de países. Esa desproporción siempre se mantuvo.. La tasa de infectados procedentes de países ajenos a China ha tenido un peso atroz en la pandemia española. Desde el 83% el 27 de febrero, la secuencia del porcentaje de los casos importados en el total de contagiados en España es la siguiente: 61% el 2 de marzo; 65% el 3 de marzo; 47% el 5 de marzo; 44% el 9 de marzo y el 11 de marzo; 19% el 13 de marzo y el 16 de marzo; 18% el 18 de marzo; 9% el 20 de marzo; 6% el 23 de marzo y bajando.... . . . El Gobierno español mantiene una orden sobre sus sanitarios que incumple una directriz marcada por la OMS el pasado 31 de enero, al proclamar la pandemia del coronavirus. El Ministerio de Sanidad exige a sus profesionales que “no hagan seguimiento activo de los contactos directos” de los infectados y que “no les hagan pruebas diagnósticas”. Esto ha acarreado dos terribles problemas: el no seguimiento de los contactos ha impedido conocer la expansión real de coronavirus y, al mismo tiempo, limitar sus efectos.. . La directriz de la OMS.. . Actualmente, ante la escasez de tests y la saturación hospitalaria, Sanidad sólo puede conocer la dimensión aproximada del problema por la cifra de muertos o la de quienes han acudido a consulta o han sido ingresados, pero ignora qué masa activa del virus está en la población española. Y aquí surge el baile de aproximaciones.. Si se acepta una letalidad estándar en torno al 1%, España, con 10.000 muertos ya debe rondar el millón de infectados, aunque hay estudios que multiplican esa cifra porque los fallecidos no dejan de crecer.. Pero hay algo más grave que no saber cuántos infectados hay: ignorar quiénes han sido contactos directos de los enfermos o positivos. Porque de haber hecho un seguimiento de tales personas que se relacionaron con infectados se podría haber impedido o conocido sus ulteriores contactos directos y, por tanto, contagios.. Esta labor, además, de haberse hecho desde el inicio, cuando las cifras eran apenas unas decenas o centenas, habría sido mucho más manejable que cuando se superan los 100.000 infectados oficiales. Esto habría parado esta mortífera bola de nieve donde cada contagiado infecta a otros cuatro, y esos cuatro, a su vez, a otros 16, y así sucesivamente.. Esta es la exitosa técnica seguida en Corea, entre otros países, donde un férreo seguimiento de los contactos, para lo que multiplicaron los tests que se hacían en España, logró dominar la epidemia. El seguimiento de los contactos, al margen del sanitario, en su cara de restricción de movimientos o interrogatorios, no precisa ni siquiera de medios sanitarios porque exigen facetas policiales más útiles que el mero control callejero: seguimiento telefónico, movimiento de tarjetas, etc. . España no ha hecho nada de esto. Podría haberlo ordenado y que luego, en la práctica, le resultara imposible por falta de medios. No es el caso. No lo ha hecho por una orden expresa. El texto de la citada instrucción de Sanidad, al que ha accedido ESdiario, reza así:. “No se hará un seguimiento activo de los contactos, únicamente se les indicará realizar cuarentena domiciliaria durante 14 días desde el último contacto con el caso si no es conviviente o desde la finalización de los síntomas del caso, si es un conviviente. Las autoridades sanitarias podrán valorar situaciones individuales que requieran otro tipo de recomendación. Si durante los 14 días posteriores a la exposición el contacto desarrollara síntomas y la situación clínica lo permite, deberá hacer autoaislamiento inmediato domiciliario y contactar con los servicios de atención primaria según se haya establecido en los protocolos de cada CCAA".. . . . Y añadía: "Los servicios de prevención de riesgos laborales serán los encargados de establecer los mecanismos para la investigación y seguimiento de los contactos estrechos en el ámbito de sus competencias, de forma coordinada con las autoridades de salud pública".. Para terminar, por si había dudas: "El manejo y seguimiento de los profesionales sanitarios que han sido contactos estrechos se establece en un procedimiento específico. No se realizarán pruebas diagnósticas para coronavirus de rutina en los contactos”. . . . - Los contactos deben ser vigilados durante los 14 días posteriores al último contacto sin protección.. - Los contactos deben viajar y desplazarse lo menos posible.. - Las autoridades de salud pública pueden llevar a cabo la vigilancia mediante visitas domiciliarias o virtuales para comprobar los síntomas.. - Cualquier contacto que enferme y se ajuste a una de las definiciones de caso, será considerado un caso al que habrá que realizar pruebas.. - Habrá que localizar y observar a los contactos de todos los nuevos casos probables o confirmados”. Ya entonces, la OMS apuntaba la conveniencia de realizar pruebas a “todos los casos sospechosos”. . El 10 de febrero, la OMS insistía: “Se proporcionarán datos diarios a todos los contactos directos, que deben completarlos durante un mínimo de 14 días”. Pero enfatizaba aún más otro punto: había que hacer análisis a todos los contactos directos de cada caso de coronavirus confirmado. . Para ello, se les debía hacer pruebas de serología y virología al principio de conocerse su posible contagio (en tanto que contacto directo) y repetirlas dos semanas después. Si con cualquiera de esos dos filtros el contacto directo daba positivo, pasaba a la categoría de caso confirmado. Y nuevamente tocaba chequear, investigar, controlar, y hacer pruebas a todos sus contactos directos. La OMS instaba a rellenar formularios donde el paciente o contagiado detallara sus contactos directos.. . ¿Qué es un contacto directo? “Cualquier persona que tuvo contacto (a menos de un metro) con un caso confirmado durante el periodo sintomático, incluidos cuatro días del inicio de los síntomas”. Pero también quienes hayan convivido con el infectado o cuantos sanitarios le hayan prestado atención personal. . Para llegar a conocer a los contactos directos la OMS detallaba una labor cuasipolicial: “Debe recopilarse información sobre los casos primarios y sus contactos directos mediante una combinación de entrevistas personales o telefónicas del caso (o miembros de su familia si el caso está demasiado enfermo para ser entrevistado) y otros miembros del hogar, sus propias declaraciones, las entrevistas a los trabajadores de la salud y la revisión de las historias clínicas cuando sea necesario”.. . . . El Gobierno español puede argumentar hoy que esta medida no es viable: conocer, controlar, y testar a los contactos directos de 100.000 españoles. Pero cuando la OMS exigió tal vigilancia el 31 de enero en España no había aún ningún contagiado conocido.. Cuando la OMS reiteró tal medida el 10 de febrero, en España había dos casos. Pero eran el inicio de un ovillo que mostró su rostro más inquietante tras el fin de semana del 8M, cuando las gráficas de contagio y mortalidad se dispararon.. . Por el contrario, la curva de infectados de Hubei era la siguiente: cero porcentaje y casos el 28 de febrero, 8% (dos casos) el 2 de marzo; 4% (dos casos) el 3 de marzo; 4% (tres casos) el 5 de marzo; 3% (tres casos) el 9 de marzo; 3% (cuatro casos) el 11 de marzo; 3% (seis casos) el 13 de marzo; 2% (seis casos) el 16 de marzo y el 18 de marzo; 1% (ocho casos) el 20 de marzo; 1% (7 casos) el 23 de marzo; 0,5% (7 casos) el 24 de marzo; 0,5% (nueve casos) el 25 de marzo; 0,4% (nueve casos) el 26 de marzo; 0,3% (nueve casos) el 27 de marzo.. El porcentaje de infectados por viajar a Hubei siguió bajando día a día posteriormente. El 30 de marzo ya se le asignaba un valor cero. El contagio chino era irrelevante estadísticamente.. Pero si el virus no llegó de Hubei, nunca pasó de un 8% en su pico más alto, ¿de dónde llegó? El Gobierno no quiso o no supo identificar el origen del foco. Pero sus informes dan una pista clave: “La curva epidémica, según fecha de inicio de síntomas de los casos, indica dos agrupaciones de casos, una del 14 al 18 de febrero y otra mayor del 21 al 29 de febrero que coincide con la identificación de casos en Italia”.. . . . Casualmente, el porcentaje de casos importados ha bajado drásticamente desde el 10 de marzo, el día que Sánchez por fin suspendió los vuelos de Italia: desde un 83% el 28 de febrero hasta apenas un 6% el 23 de marzo, diez días después de cerrar el pasillo aéreo del virus desde Italia.. En dos semanas de vuelos con el norte de Italia antes del 10 de marzo podrían haberse trasladado desde la Italia contaminada hasta España cerca de 2,5 millones de pasajeros. Incluso descontando cancelaciones que a fines de febrero rondaban el 30% o el 60%, según cada compañía, más de un millón de pasajeros pudieron importar el virus desde Italia sin control cuando España todavía no sufría la pandemia que sí asolaba al país vecino.. El 22 de febrero ya se producían en Italia medidas de confinamiento en una decena de municipios del norte de Italia al dispararse los contagios y muertos. El 25 de febrero el Gobierno italiano ampliaba las zonas confinadas a otras regiones norteñas. Paradójicamente, España mantenía sus vuelos directos con las zonas confinadas de Italia. No podían salir por carretera, pero sí rumbo a cualquier aeropuerto español.. . . Los cuatro ministros que tienen delegadas las funciones durante el estado de alarma.. . Pero este error inicial de permitir pasajeros de zonas contaminadas y confinadas de Italia se agravaba porque no les aguardaba ningún control sanitario a su llegada a España. No hubo ninguna criba en los aeropuertos españoles como tomar la temperatura de los pasajeros o vigilar sus síntomas ni seguimiento o cuarentena posterior, en contra de lo que recomendaba la OMS como medida preventiva. Otra más que ignoró el Ejecutivo español, como queda de manifiesto aquí.. Ya el 27 de enero la OMS recomendaba el cribado de entrada en los aeropuertos mediante controles de temperatura y posterior seguimiento médico a los pasajeros para prevenir el coronavirus, especialmente los provenientes de zonas calientes: “Centrarse en aplicar controles a los viajeros de vuelos directos de zonas afectadas podría ser más eficaz y menos costoso”.. El Gobierno español nunca adoptó tales medidas de control sanitario en sus aeropuertos, como revelaban con sorpresa en pleno confinamiento los pasajeros de Italia en cada telediario. “Nadie nos ha tomado la temperatura al llegar”. No hacía falta ningún informe de la OMS para entonces: el Gobierno español permitía volar desde una Italia contaminada y confinada.-. El argumentario para exculpar la gestión de Sánchez pivota en que el Gobierno no importó el virus. Pero si el Gobierno ya sabía el 28 de febrero que el 83% de los casos nacionales eran importados del extranjero, ¿por qué no tomó entonces la decisión de suspender los vuelos de Italia? Tardó semanas decisivas en adoptar esa medida. Lo hizo el 10 de marzo. No necesitó decretar el estado de alarma. Fue previo. No necesitó el permiso de la OMS. Lo hizo cuando creyó oportuno.. Pero una buena medida tomada tarde ya no es buena. Porque el número de portadores de coronavirus llegados entre esos millones de pasajeros de Italia previos al 10-M hay que multiplicarlos por tres o cuatro, que es la media de infectados por contagiado. No es casual que entre las zonas más castigadas por el coronavirus figuren Madrid y Cataluña, que copan los vuelos con Italia.. Pero los vuelos del contagio se repartieron también por la mayoría de las comunidades españolas a través una amplia lista de aeropuertos que actuaron como redistribuidores del coronavirus.. Si esa masa de infectados de coronavirus sin control llegados de Italia se mezcla con la población española y se agita en actos masivos (manifestaciones del 8-M, partidos, mítines…) el cóctel de la expansión está servido. La falta de control posterior de los pasajeros contagiados procedentes de Italia añadió volumen a la expansión del contagio.. . . . Ni se les identificó, ni se les vigiló, ni se conocieron sus contactos posteriores. Pero, ¿cómo aplicar seguimientos si no se sabe si son o no infectados los pasajeros de Italia porque no se les identifica con ningún control sanitario?. Y cuando, a posteriori, el sistema sanitario español pudo detectar, ya como enfermos, a quienes se contagiaron en Italia, en Hubei o en Tomelloso…, el Gobierno ordenó desobedecer a la OMS y “no realizar seguimiento activo de los contactos”, como publicó ESdiario el viernes pasado. Ni tests.. . El fin de semana el Gobierno español vendió un plan para la “detección precoz” de casos probables de coronavirus. Muy precoz no es. Porque Sanidad informó el 30 de enero que en una reunión de la OMS con participación de España se acordó igual medida:. “Las principales recomendaciones, no difieren de las dadas en la reunión anterior del Comité el 23.01.2020, y son las siguientes: tener preparada una vigilancia activa, detección precoz, aislamiento y manejo de casos, y seguimiento de contactos con el objetivo de reducir la infección humana, prevenir la transmisión secundaria y la propagación internacional”.. Por el contrario, una orden de Sanidad vigente durante la crisis ha prohibido hacer seguimientos activos y tests a los contactos directos, en eufemismo actual “casos probables” o “asintomáticos”.. . Este diario ha probado que el Gobierno desoyó con órdenes del Ministerio de Sanidad el seguimiento de los contactos de los infectados, y permitió vuelos masivos desde la Italia contaminada/confinada y sin control sanitario en los aeropuertos españoles.. Pero también incumplió e incumple la orden de la OMS de “comunicar información crítica sobre riesgos y eventos a todas las comunidades y contrarrestar la información errónea”. El Gobierno nunca comunicó riesgos del 8M. Ni contrarrestó la información errónea existente. Aún hoy sigue sin contrarrestarla. Miente o sigue sin leer a la OMS. Solo Margarita Robles, titular de Defensa, admite errores de gestión, pero declina precisarlos.. El Ejecutivo el 24 de febrero informaba que “parece poco probable la transmisión por el aire a distancias mayores de uno o dos metros”. El 8M olvidó su propia lección. Ninguna manifestación o partido guarda tales distancias. Después del 8M, con las curvas de muertos e infectados disparadas, el Ejecutivo nos enseñó que en materia de coronavirus una pareja camino del supermercado ya es multitud.. . Porque recibió las mismas alertas internacionales que todos los demás, en las mismas fechas y con la misma reiteración, y el resultado de su respuesta es el opuesto al de otros países: unos porque reaccionaron rápido en la contención y los confinamiento pese a tener menos recursos económicos, caso de Portugal. Otros porque además de eso, quizá por sus mejores presupuestos, añadieron test de detección, aislamiento rápido de focos o distribución masiva de mascarillas. Es el caso de Corea.. El resultado de todo eso es el siguiente: Portugal sufre 54 muertos por cada millón de lusos. Alemania 35. Grecia 9. Polonia 6. Estados Unidos 71. Corea del Sur 4. Rumanía 6. Canadá 20 y Japón no llega a 1.. . . Es decir, España con sus 18.000 muertos totales y sus 374 por millón, multiplica por entre seis y cien veces las cifras de buena parte de los países del mundo: Estados Unidos puede tener más víctimas absolutas, pero en realidad cinco veces menos muertos proporcionalmente que España. . Incluso la comparación con las Naciones más afectadas también es terrible para España y desmonta el discurso estadístico del Gobierno y de Fernando Simón, el mismo portavoz que hace poco más de un mes criticaba la "fiebre por las mascarillas", animaba a su propio hijo a acudir a las manifestaciones del 8M o anunciaba que solo sufriríamos "casos aislados".. Así, utilizando el mismo criterio de valoración de la mortandad, que es el único que permite de verdad comparar el impacto del COVID-19 en cada país; Francia tiene 229 e Italia 338. El primero de ellos fue, junto a España, el que más ignoró las alertas internacionales (hasta 40 entre febrero y marzo), permitiendo incluso la celebración de elecciones o mitines masivos como el de Puigdemont en Perpiñán.. El segundo tiene como justificación, si acaso existe una, que fue el primer país de Europa en sufrir la pandemia de origen chino, cuando se percibía aún como una amenaza lejana que jamás llegaría, pese a los anuncios científicos y el ejemplo diario de los estragos que ya difundían los medios de comunicación.. . Por dar un dato más que refleja la dimensión del daño a España y la falta de parangón con otros países, baste uno definitivo: en uno de esos días "buenos" que destaca el Gobierno, cuando anuncia 500 muertes frente a las 1000 de hace una semana; en realidad han perdido la vida más españoles en 24 horas que portugueses en toda la epidemia.. . . . . Aún más, en muertos totales también España, lógicamente, queda maltrecha: con el 0.6% de la población del mundo, sufre el 14.28% de las muertes totales oficiales en el conjunto del planeta. Sus 18.000 víctimas mortales son, en términos proporcionales, casi siete veces más que los de Estados Unidos, aunque las imágenes que difundan las televisiones nacionales sean, paradójicamente, de fosas comunes allí y de celebraciones festivas en las UCIS de aquí.. .