La fotografía de la vergüenza con la que Pedro Sánchez levantará muchas ampollas

Desde las 12.30 horas de este viernes 17 de abril, los herederos de la banda terrorista ETA han logrado un hito histórico: hacerse la primera fotografía con un presidente del Gobierno de España.

Casi 1.000 asesinados después, con más de 300 crímenes sin resolver y sin que el líder de Bildu, Arnaldo Otegi, haya pedido expresamente perdón a sus víctimas, Pedro Sánchez se ha sentado en una mesa -vídeoconferencia obligada de por medio- con la representante de Bildu, Mertxe Aizpurúa.

La inédita instantánea, hasta ahora el PSOE había delegado las negociaciones con Bildu en Adriana Lastra y Rafael Simancas, ha llegado con motivo de la ronda del presidente con los partidos para lograr sus Pactos de la Moncloa bis. Pero la cita, además de bochornosa por lo obvio, era innecesaria ya que los proetarras ya han adelantado su negativa frontal a participar en esos acuerdos de Estado.

Pese a todo, Sánchez ha cruzado la línea roja que no cruzaron jamás ni Adolfo Suárez, ni Leopoldo Calvo Sotelo, ni Felipe González, ni José María Aznar, ni José Luis Rodríguez Zapatero, ni Mariano Rajoy.

La instántanea, que a buen seguro va a indignar a las víctimas de cuatro décadas de terror, se define por sí sola. A un lado, una condenada por la Audiencia Nacional por apología del terrorismo. Al, otro, el presidente del Gobierno de España. Una imagen que, está vez sí, vale más que mil palabras.

Sobre el encuentro en sí, Aizpurúa ha asegurado a Sánchez la disposición de su formación a participar "en un espacio de diálogo que permita salir de la crisis" provocada por el coronavirus, "respetando los derechos de los trabajadores y de los más vulnerables, así como de los pueblos".

Y le ha advertido de que Bildu no estará en ningún foro que "tenga como objetivo reforzar el Régimen del 78". Eso sí, la portavoz de los proetarras se ha felicitado por que el encuentro con Sánchez se ha desarrollado en "un clima de sinceridad".