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Mordaza y censura: así escribió Iglesias cómo quería acorralar a la prensa libre

Aunque a algunos ha sorprendido la creciente ofensiva del Gobierno contra los periodistas, no es nuevo. El vicepresidente ya esbozaba su plan en 2014.

Pablo Iglesias, en uno de sus programas de Fort Apache. La Venezuela de Chavez, en el "horizonte".

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El Gobierno se ha quitado definitivamente la careta. El endiosamiento mediático de Pedro Sánchez, el boicot de La Moncloa a los periodistas con rebelión inmediata de los informadores y rectificación posterior del secretario de Estado de Comunicación; o la última pregunta colada en el CIS de rondón, son buenas pruebas de la estrategia del gobierno progresista contra la prensa libre.

Aún este jueves, pese al terremoto provocado por la cuestión procensora incluida por José Félix Tezanos en el barómetro de abril, el vicepresidente Pablo Iglesias no solamente no la condenó si no que defendió sacar del terreno de juego a lo que Podemos llama la "ultraderecha mediática". Tampoco la portavoz de Sánchez, María Jesús Montero, puso especial empeño en desmarcarse este miércoles de tan inquietante ofensiva.

Pero, en justicia, cabe decir que los periodistas que ahora se rasgan las vestiduras están pecando de ingenuos. Los torpedos del Ejecutivo PSOE-PP, cuyos ideólogos están en las filas de Podemos, son la traslación de los postulados que Pablo Iglesias defendía ya allá por 2014. En aquellos años de oposición, el líder morado no ocultaba que tenía como referencia la Ley de Prensa que en Ecuador puso en marcha uno de sus padrinos internacionales, Rafael Correa.

Tanto no se ocultaba Iglesias, que su hoja de ruta la puso por escrito. Basta ojear las páginas del libro Conversación con Pablo Iglesias, escrito por otro periodista, Jacobo Rivero. Iglesias arremete ahí contra la propiedad privada de medios de comunicación, contra la concentración de diversos en medios bajo un mismo grupo, y asume como propios los principios de la polémica ley de prensa ecuatoriana. Basada en expropiaciones y cierres de los medios críticos y basada a su vez en lo que Hugo Chavez hizo al llegar al poder.

"Si el derecho a la información es un derecho democrático, -argumenta Iglesias- la concentración de la propiedad es incompatible con ese derecho". Y añade: "no puede ser que algo tan importante, y de interés público, imprescindible para la democracia, como son los medios de comunicación, esté solo en manos de multimillonarios".

De hecho, en sus conversaciones con Rivero, el ahora número tres del Gobierno de España, no oculta su propósito de impulsar en España una ley regidora de los medios porque, se justifica, "la gestión de la información no puede depender únicamente de hombres de negocios y su voluntad por permitir la libertad de expresión".

TVE, el "oscuro objeto de deseo" de Iglesias y Podemos.

Lo que está sucediendo ahora tiene además sus propios antecedentes en el tránsito de Podemos por la oposición. El punto culminante llegó cuando todos los informadores que cubrían la actualidad del partido morado denunciaron a la Asociación de la Prensa una campaña permanente y generalizada de acoso y presión por parte de varios dirigentes podemitas. La entonces presidenta de la APM, Victoria Prego, llegó a emitir un comunicado para tratar de parar esas prácticas.

Sonoro fue también el señalamiento que el propio Iglesias hizo contra el periodista de El Mundo, Álvaro Carvajal, al que marcó en una charla ante decenas de universitarios. Acto que provocó el plante de los compañeros del informador.

Como significativo, por descarado, fue el intento de Iglesias de tomar al asalto RTVE en 2018 -culminada la moción de censura- imponiendo el nombre del periodista Andrés Gil, intento abortado finalmente tras el escándalo y la propia rebelión interna de los periodistas de la pública. Rondaba aquella frase de Iglesias: "Para ti las consejerías, a mí dame los telediarios".

Así fue ensayando Podemos su idea renovada sobre la división de poderes. Ahora, ya con los inmenso resortes que facilita el poder, se ha puesto a la tarea.

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