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Casado humilla a Pedro Sánchez poniendo en pie al Congreso para guardar luto

El líder del PP obliga al Gobierno a algo que no ha hecho hasta ahora pese a las peticiones: guardar un minuto de silencio en público por las 21.000 víctimas mortales.

Pablo Casado, este miércoles en el Congreso

Publicado por
Javier Rodríguez

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Si el Congreso de los Diputados hubiera estado repleto, la imagen de Sánchez cabizbajo hubiera sido aún más llamativa cuando Pablo Casado, mirándole a los ojos, le soltó la frase del día y obligó al hemiciclo, bastante más vacío que un tren de Cercanías lleno de trabajadores pese a que el virus es el mismo para todos, a guardar un minuto de silencio.

Ni el presidente del Gobierno ni la presidenta del Parlamento, Meritxell Batet, lo habían propuesto al comienzo de la sesión, en esa línea de rechazar la declaración oficial de luto nacional o de permitir siquiera que las banderas ondeen a media asta en los edificios institucionales que arroja una imagen sorprendente en Madrid o en Castilla y León: donde gobiernan los socialistas, la enseña se iza como un día cualquiera; donde lo hacen los populares, se recogen entristecidas a mitad de mástil.

"Solicito oficialmente que se guarde un minuto de silencio por las 22.000 víctimas del coronavirus en España". Fue una frase protocolaria casi, pero demoledora a la vez porque borró de un plumazo la decisión del Gobierno de no citarlas en tan solemne sesión, de invisibilizarlas de alguna manera y de trivializarlas cada día negando algo evidente: en España se muere por el COVID-19 como en ningún lugar del mundo.

De hasta qué punto no se esperaban la propuesta de Casado da cuenta los segundos de incertidumbre que siguieron, con todos esperando algún gesto que diera paso a esos 60 segundos de plomo que finalmente se cumplimentaron.

A partir de ahí, el silencio quedó aislado y un torbellino de reproches le cayó a un Sánchez aparentemente superado. Salvo Podemos, que a través de Pablo Echenique volvió a presumir de gestión sanitaria y económica, el Gobierno escuchó de todo menos bonito. Ni de quienes le apoyan en la enésima prórroga del Estado de la Alarma, paradójicamente la oposición, ni de quienes le hicieron presidente pero ahora se abstienen o votan en contra.

Pero Casado, por el peso de su grupo parlamentario, fue el más decisivo. con otra frase que lo dice todo: "Les apoyamos para salvar vidas, no para arruinar a España". Y una tremenda catarata de críticas que incluyó la más importante de todas, en forma de pregunta, como anticipo de lo que le viene encima a Moncloa cuando arrecie la emergencia y llegue el tiempo de las explicaciones.



Porque le interrogó sobre la desproporcionada mortandad en España frente a la práctica totalidad de países del mundo (entre las cuatro veces superior a la de Estados Unidos y las cuarenta de Grecia). Y le advirtió sobre que ese contraste no quedará sin aclaración. Cuando toque.

"Hacen falta mascarillas, no mordazas", le espetó para enumerar el listado de instituciones que a su juicio está utilizando Sánchez, aprovechando el Estado de Alarma, para protegerse antes que para proteger a los ciudadanos: la Guardia Civil, el CIS o TVE, entre otras.

"Su Gobierno pone la propaganda antes que los bueyes de la gestión. No digan que han pecado de prudencia, sino de incompetencia. Con la salud de los españoles, no se juega". Pese a todo, el PP respaldó la extensión de la alarma, aunque dejó en el aire la sensación de que su paciencia ya se ha acabado.