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Tres historiadores tumban la coartada de Sánchez y Redondo: "No es una guerra"

La Moncloa ha querido diluir su fracaso en la gestión del coronavirus empujando a los españoles a un escenario bélico. Así lo desmontan los más prestigiosos expertos.

La presidenta de la Real Academia de la Historia, Carmen Iglesias, junto al presidente de Aragón, Javier Lambán.

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M.B

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Ni el enemigo poderoso, ni la moral de victoria, ni la batalla será larga, ni la reconstrucción. Tal como destapa este lunes el director de ESdiario, Antonio Martín Beaumont, toda la estrategia de marketing político de La Moncloa se ha basado en estos dos últimos meses en imponer a los españoles un relato, el bélico, para diluir su propia responsabilidad en los efectos del coronavirus en nuestro país.

También los historiadores se han plantado y han desenmascarado y tumbado la estrategia diseñada por el gran gurú de Sánchez, su jefe de gabinete Iván Redondo. No son cualquiera, mueven ficha los más prestigiosos expertos, entre ellos, la propia presidenta de la Real Academia de la Historia, Carmen Iglesias.

Historiadores españoles como Iglesias, Gonzalo Pontón o Xosé Manoel Núñez Seixas se han referido a la utilización de ese lenguaje bélico para referirse a la crisis sanitaria generada por el coronavirus, recordando que la situación actual "no tiene nada que ver con una guerra".

"Lo estoy combatiendo desde el principio, esto no tiene nada que ver con una guerra. En las guerras se supone que hay enemigos físicos y hay voluntad de guerra en los que deciden y, mirando a la actual pandemia, no responde a la evidencia de los hechos", denuncia la directora de la Real Academia de la Historia.

Para Iglesias, la actual crisis sanitaria es "una tragedia con muchos muertos" que, no obstante, comparada con las Guerras Mundiales del siglo XX "puede parecer menos". "Pero para nosotros, que tenemos otros medios, es mucho. Y, sobre todo, las muertes que estamos presenciando, con gente que muere sola: lo de los ancianos ha sido terrorífico", se lamenta.

Mientras, Seixas, en alusión al lenguaje bélico, entiende que "se está buscando una cierta épica, porque a la población la tienes que movilizar". Sin embargo, el Premio Nacional de Ensayo 2019 entiende que esa propia épica puede volverse "contraproducente" y tener el efecto contrario al deseado.

"Se quiere aprovechar la crisis para reforzar valores de la solidaridad, pero es peculiar, porque estamos cada uno en nuestras casas. No es lo mismo que estar en una trinchera contra el enemigo: ahora también hay miedo a que tu vecino te pueda contagiar. Es una épica que puede volverse contraproducente, porque a veces la frontera entre lo sublime y lo ridículo es muy tenue", ha afirmado el historiador.

Pontón, quien ganó en 2017 el Premio Nacional de Ensayo, difiere algo de esta postura, recordando que el lenguaje "es libre y permite todo tipo de metaforas", además de matizar que referirse a la enfermedad como una guerra no va dirigido a "la lucha de unos cuantos especialistas, sino a consecuencias: lo que pasará cuando termine".

"Se está hablando también de un Plan Marshall, las élites están más preocupadas por cómo nos reharemos de la guerra, aunque no se fabriquen cañones ni se recluten personas ni se almacenen armas. Ese pensamiento es razonable, porque si se mantiene la situación, las consecuencias van a llevar a una situación muy trágica", ha alertado Pontón, para quien este pensamiento viene de "una situación sobrevenida para la que no se estaba preparado".

De cara a las consecuencias de la pandemia, atendiendo a otras enfermedades pasadas, Carmen Iglesias recuerda que el papel de los historiadores no es el de "futurólogos", pero insiste en que se está "viviendo una tragedia que hay que afrontar con coraje, valentía y solidaridad".

"También defendiendo las cosas buenas que tenemos, como la libertad. Espero que esto nos sirva para que los régimenes autoritarios, de los que tenemos ejemplos en todo el globo, no sirvan como base para lastimar las libertades individuales de los países democráticos", alerta la reputada historiadora.