El PP se harta de apoyar las prórrogas de Sánchez: "No podemos ir de panolis"
Ante el descuelgue del PNV y ERC, cada vez más lejos del presidente y su estado de alarma interminable, en el PP se ha abierto un intenso debate: ¿Es momento de soltar la mano del Gobierno?
Probablemente cuando Pedro Sánchez decretó el estado de alarma su menor preocupación era pensar en sumar los apoyos para las sucesivas prórrogas que vendrían después. Daba por hecho que los tendría invocando la emergencia sanitaria y la lealtad al Gobierno de la nación.
Pero llegados a este punto, y después de que el Pleno del Congreso le haya aprobado tres prórrogas cada cual con más en votos en contra que la anterior, el presidente se encuentra por primera vez haciendo números. Porque al hartazgo de sus socios de investidura se une el de Pablo Casado, y este último es crucial.
Aunque en su comparecencia del martes Sánchez no confirmó si su intención es que España siga en estado de alarma hasta finales de junio, cuando tendría que terminar la transición si nada falla, todo apunta a que así será. Y ello quiere decir que, a mayores de las tres prórrogas que ya ha solicitado a la Cámara Baja, deberá conseguir luz verde para tres más. Lo que situaría al país en la excepcionalidad hasta el 21 de junio.
En el PP se ha abierto un gran debate interno, ¿han de seguir votando sí?
Sin embargo, el que parecía el menor de sus problemas se ha convertido en uno mayúsculo. Por primera vez el socialista ve las orejas al lobo: en el PP se ha abierto un gran debate interno a todos los niveles sobre si continuar votando a favor de las incontables prórrogas de Sánchez. En la dirección nacional del partido, en el grupo parlamentario y también entre los barones.
Hay una corriente interna en el partido que opina que ahora ya no se trata de una emergencia sanitaria, sino de servir de "costaleros" al presidente para un plan de desescalada que según los populares lleva a España a la ruina y con el que están siendo muy críticos.
"Sánchez se está extralimitando en sus funciones con el estado de alarma, y aun así hasta ahora le hemos apoyado. Pero ya se nos ha pedido demasiado. La paciencia, la prudencia y la lealtad tienen un límite, y no podemos ir de panolis", opina un veterano diputado de la bancada del PP.
"Él es el único responsable de buscar los apoyos para mantener el estado de alarma si es eso lo que quiere. Que busque en el bloque de la investidura", añade otro.
Y a ello se suma el sonoro enfado de los presidentes regionales, hartos de asistir como convidados de piedra a las órdenes que Sánchez les da a través del BOE. Este jueves el gallego Alberto Núñez Feijóo habló muy claro y pidió al presidente del Gobierno que levante el estado de alarma porque el estado de las autonomías es capaz de gestionar esta nueva etapa. "Estamos ya en un escenario en el que sería bueno que la Constitución vuelva a tener la vigencia plena", señaló.
"Van a arruinarnos", se lamentó este jueves la madrileña Isabel Díaz Ayuso en el Senado, en una comisión general de comunidades autónomas a la que faltó Sánchez, que en su lugar envió a la ministra de Política Territorial.
No obstante no hay una opinión unánime. Otro de los presidentes regionales del PP cuestiona, a preguntas de este diario, que fuera posible prohibir el tránsito entre provincias sin estado de alarma en esta etapa de transición.
El líder del PP el miércoles en el Congreso.
Casado, por su parte, está muy enfadado con el presidente. Más de lo que aparenta, que no es poco. Se considera ninguneado, y cuando cree que no puede ser peor, resulta que sí. El martes se enteró por televisión, como el resto de los españoles, de lo que Moncloa ha llamado Plan para la transición hacia una nueva normalidad. Ya no es que Sánchez no le consultara; es que ni siquiera informó a quien lleva tres prórrogas consecutivas entregándole sus 88 votos en el Congreso.
El debate sobre el sentido del voto se ha elevado a la dirección del partido. Desde Génova 13 explican a ESdiario que van a esperar a que el Consejo de Ministros del martes apruebe el decreto de la nueva prórroga del estado de alarma para conocer su contenido y en función de eso decidirán. Casado confía en que el presidente le llame el lunes, no obstante.
La abstención del PP en el Pleno del próximo miércoles está sobre la mesa si el socialista no acepta las condiciones de Casado. Esa vía no tumbaría la prórroga (porque Sánchez necesita solo mayoría simple, más síes que noes), pero sería un cambio de postura muy significativo tratándose del principal partido de la oposición.
Casado mantiene la cabeza fría, a pesar de su enfado con Sánchez
En la planta noble del PP las opiniones son menos viscerales que en el grupo parlamentario o en las baronías. Desde el equipo de Casado argumentan, en sentido hipotético, que si el PP vota en contra en alguna de las prórrogas, ello hace decaer el estado de alarma y luego España sufre una recaída, Sánchez no dudará en echarles a la opinión pública encima. Y con ella, la culpa. "A partir de ese momento seríamos los responsables de todas las desgracias, y no él", añaden.
Así que de momento Casado y su sanedrín mantienen la cabeza fría y frenan las posibilidades de votar "no", a pesar del murmullo interno.
La primera prórroga contó en el Congreso con cero votos en contra. En la segunda votaron en contra Vox y la CUP. En la tercera, a Vox y la CUP se unieron los diputados de Junts per Catalunya, que pasaron de la abstención al no.
A ello se suma la indignación creciente en el PNV, que hasta ahora ha votado a favor de las tres prórrogas. Este jueves el número dos de Íñigo Urkullu, Josu Erkoreka, demandó a Sánchez que acabe con el estado de alarma y devuelva a las autonomías sus competencias porque está rozando el límite de lo "razonable", se quejó. Así que todo hace pensar que el PNV no votará a favor por cuarta vez.
Tampoco puede contar el Gobierno con ERC, que se ha abstenido las tres veces anteriores y ahora amaga con votar no. Y el PRC tampoco parece muy partidario de seguir de la mano de Sánchez teniendo en cuenta que su presidente, Miguel Ángel Revilla, ha dicho públicamente basta a la "recentralización".
"Que Sánchez se las arregle con sus compañeros de viaje", señalan desde la dirección del grupo parlamentario popular. El presidente del Gobierno no termina de creerse que llegue una prórroga en la que el PP se atreva a votar en contra. Y así va pasando "pantallas", como a él le gusta decir.