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Sánchez se quita la careta: su plan contra la ruina es una subida fiscal brutal

Sánchez asume un paisaje apocalíptico de paro, recesión, deuda y déficit que aboca al rescate. Pero no tiene un plan realista y se limita a atrincherarse en el Estado de Alarma.

Pedro Sánchez y su previsión para España

Publicado por
Javier Rodríguez

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Es el Apocalipsis: la crisis de 2008 parece un juego de niños al lado de la que ya extiende su manto por toda España, agravada por un infierno sanitario de incierto desarrollo que, aún hoy, ofrece una media de 300 muertos diarios, a 24 horas de que comience un desescalada paulatina.

El paisaje que reconoce ya en público el Gobierno, a través de las ministras Nadia Calviño y María Jesús Montero, es demoledor: asumen, y así se lo han trasladado a Europa, que el paro llegue hasta el 19% en 2020 y la caída del PIB alcance el 9.2%. Por hacer una traducción de esas previsiones, España alcanzaría probablemente los 4.5 millones de parados, cuando menos, y la actividad económica se habrá reducido en torno al 50%.

Y es probable que se quede corto. Pero hay algo aún peor, o igual de malo al menos: no parece haber un plan claro. O el que hay parece echar gasolina al fuego: de un lado confía la resolución a Europa, pero insistiendo en una fórmula de "mutualización" de la deuda que ya ha sido rechazada. Y de otro, se entrega el reforzamiento de las arcas públicas a una subida fiscal histórica.

Es decir, ni se quiere el rescate, cada vez más claro; ni se confían en el incremento de la riqueza. Lo primero restaría soberanía y poder al tándem Sánchez e Iglesias, aunque sería la solución menos mala para España. Y lo segundo se olvida por una apuesta por reforzar los impuestos, subirlos casi todos y crear incluso algunos nuevos.

Calviño lo reconoció, con los eufemismos típicos del lenguaje sanchista, en una comparecencia conjunta en Moncloa con la portavoz, y ministra de Hacienda, María Jesús Montero: no quiso aceptar la palabra "rescate" ni tampoco confirmar que España acudiría al MEDE, el fondo ya aprobado por la UE que entrega fondos suficientes a los necesitados pero les pone condiciones.

El presidente Sánchez, dijo, defiende un mecanismo de "deuda pública compartida": nada de préstamos; coronabonos, pues. Pero nadie apuesta por una opción que ya no existe y, sin embargo, los portavoces del Gobierno sostienen en público con otras palabras.

En cambio, sí parece asegurada una subida fiscal sin precedentes, pese a que ahora mismo se cierran 8.000 empresas al día, no fluye el crédito del ICO; no hay un horizonte fijo de recuperación de la actividad normal y ya llueve fiscalmente sobre los tejados económicos de los ciudadanos y las empresas.

El Gobierno quiere batir récord de déficit y deuda, pese a lo cual el paro se desbocará y, aún así, subirán los impuestos

Pero eso al Gobierno parece darle igual. Está dispuesto a llevar el déficit al 10.34%, unos 115.000 millones de euros, y la deuda pública española hasta un histórico 115.5%, pese a dar por perdidos al menos 25.000 millones de recaudación.

Palo fiscal

Y para compensarlo, el catálogo de subidas asusta: Montero citó al propio IRPF, Sociedades, Sucesiones, Patrimonio, servicios digitales, transacciones financieras e impuestos verdes. Nada se queda fuera, salvo el ahorro, que de momento parece resistir el deseo de la otra parte del Gobierno, Podemos, de incluirlo en el saco.

A la vuelta del verano se quiere todo eso en marcha. "Para el último cuatrimestre", reconoció Montero, que a sus advertencias fiscales le añadió otra política: el Gobierno quiere dos prórrogas más del Estado de Alarma, que le concede poderes especiales y pocos contrapesos. Y aunque cada vez parece más difícil que lo logre, no desiste.