Un excompañero de Reyero en UPyD le acusa de ser la mano negra contra Ayuso
El consejero de Políticas Sociales, de Cs, está en el centro de las sospechas por el intento de endosar a la presidenta madrileña un cohecho con el empresario Kike Sarasola que nunca existió
Alberto Reyero se sabe observado. Casi todas las sospechas del PP apuntan a él, el consejero de Políticas Sociales de la Comunidad de Madrid -por Cs- defenestrado al comienzo de la crisis sanitaria por su deficiente gestión de las residencias.
Los populares creen que él es la mano negra que está detrás del supuesto contrato que no era a Room Mate, el grupo de Kike Sarasola, después de conocerse la estancia de Isabel Díaz Ayuso en uno de sus hoteles.
Reyero pretendió zanjar el asunto obligando a dimitir a un subalterno, el secretario general técnico, Miguel Ángel Jiménez. Pero la presidenta madrileña decidió parar ese cese hasta que la investigación abierta le lleve al fondo de todo.
Si Reyero ya estaba señalado, ahora un excompañero suyo ha terminado de ponerle en el punto de mira. Se trata de Carlos Martínez Gorriarán, exdiputado de UPyD y mano derecha de Rosa Díez, con quien vivió el ascenso y la caída del partido. Y la marcha de muchos a Cs entre medias.
Gorriarán ha asegurado en Twitter que el supuesto error que partió de la Consejería de Políticas Sociales nunca ha sido tal, sino "guerra sucia de Cs -su estilo habitual- contra Díaz Ayuso". "Alberto Reyero fue uno de los submarinos de C's en UPyD: nos vendió por un futuro cargo. No puedes convertir la política en basura tóxica", ha añadido.
Reyero fue de UPyD antes que de Cs. Llegó a ser diputado autonómico en la Asamblea de Madrid por la formación magenta, pero presentó su baja en abril de 2015 para irse a Ciudadanos, una vez que apalabró con Albert Rivera que tendría hueco en la lista a las elecciones madrileñas de ese año.
El consejero de Políticas Sociales ha sido desautorizado públicamente en dos ocasiones por Díaz Ayuso a lo largo de esta crisis. La primera fue cuando la presidenta regional decidió despojarle de las competencias en materia de residencias para dárselas al consejero de Sanidad, el popular Enrique Ruiz Escudero.
La segunda fue la semana. En paralelo a la dimisión de la directora general de Salud Pública, la presidenta madrileña decidió reestructurar Sanidad, crear una Viceconsejería en ella para Antonio Zapatero y encargarle la estrategia que se va a desarrollar en los centros socio-sanitarios y residencias de mayores.
Días después vino todo lo demás.