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Los socios de Sánchez le echan una maldición que puede ser su final político

A la izquierda al presidente solo le queda Errejón. A la derecha, el PNV -que de altruista tiene poco- y Cs, pero los naranjas ya le advierten: "No se equivoque, no tiene un nuevo socio".

Gabriel Rufián durante su intervención.

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Como en el cuento de Charles Dickens, el espíritu de las navidades pasadas vino a visitar a Pedro Sánchez este miércoles en el Congreso. Los partidos que le permitieron ser investido presidente el pasado 7 de enero se le aparecieron en carne y hueso para advertirle de que si sigue por el camino que ha emprendido con Ciudadanos su final está cerca.

"Si apuesta por la derecha perderá apoyos y tendrá un camino muy corto. Si quiere contar con la izquierda podemos avanzar, pero si apuesta por la derecha no nos encontrará ni a nosotros ni a la mayoría de la investidura. Elija bien", le aconsejó Mertxe Aizpurua con ese tono peculiar que siempre emplea Bildu.

Gabriel Rufián no fue más diplomático. "Está llevándose por delante el espíritu de la investidura, quizá de forma irremediable", le advirtió al presidente. No sin antes recordarle que después de ésta y de -tal vez- otra prórroga de alarma llegarán los Presupuestos, y que entonces ya vendrán las lamentaciones.

"Se equivocan de buscar apoyos a su derecha en vez de a su izquierda y en el soberanismo", insistió el portavoz del BNG, Néstor Rego.

Solo Íñigo Errejón se mantuvo al lado de presidente cuando ya no quedaba nadie a su izquierda: "Esta prórroga va a salir por nosotros, no pedimos cobrarnos nada a cambio pero que nadie lo olvide", afirmó reivindicándose y reivindicando la valía de su pequeño Más País.

El debate sobre la quinta prórroga del estado de alarma, durante el que por primera vez -y a su estilo- Sánchez pidió perdón a los españoles por sus errores, puso de manifiesto la soledad de un presidente del que incluso su socio repentino renegó: "No se equivoque, no tiene un nuevo socio. Sus socios son estos que le dejan ahora en la estacada (...). A usted le votamos que no, votamos que sí a los españoles", le dijo el portavoz de Ciudadanos, Edmundo Bal. Empeñado como lo está en Cs en disociar España y el Gobierno de España para justificar su viraje.

El portavoz de Ciudadanos, Edmundo Bal.

La preocupación se disparó en las filas del PSOE y Unidas Podemos cuando, después de irse a dormir el martes creyéndose tener todo atado, a primera hora de la mañana Compromís anunció que su voto sería un "no". Ello después de votar las cuatro veces anteriores a favor, y además con total convencimiento. Y pese a que en la Comunidad Valenciana gobiernan con los socialistas.

Su portavoz, Joan Baldoví, declaró su "decepción" con el Gobierno por pactar con "quienes les han negado el pan y la sal y pactan con la ultraderecha" -en alusión a Cs. "Y son incapaces de pactar con quienes les sentaron ahí y les aprobaron todos sus decretos y todas sus prórrogas", añadió.

Con la deserción de Compromís, el PNV quedaba una vez más al mando. Sánchez y sus ministros solo respiraron tranquilos cuando el portavoz de los nacionalistas vascos anunció que ellos votarían sí.

El portavoz del PNV, Aitor Esteban.

La pose que adoptó Aitor Esteban durante su discurso lo decía casi todo: chaqueta desabrochada, mano en el bolsillo y sin subir siquiera a la tribuna de oradores, como el resto. No le hizo falta salir de su escaño para tener al Ejecutivo a sus pies. Otra vez.

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