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Urkullu entra en pánico ante la posible traición de Sánchez para echarle

El acuerdo PSOE-Podemos-Bildu para derogar la reforma laboral ha enfurecido a la cúpula peneuvista. Y las encuestas, en plena precampaña, le hacen temerse lo peor.

Urkullu cede el paso a Sánchez en su última visita a Ajuria Enea.

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La traición de Pedro Sánchez a Íñigo Urkullu, regalándole a Bildu un triunfo preelectoral que en La Moncloa no era aritméticamente necesario, ha provocado una cierta sensación de vértigo en la cúpula del PNV. Y de la preocupación ha pasado en las últimas horas a la indignación.

No es que no se fíen ahora del líder del PSOE -nunca fue santo de la devoción del lendakari ni de Andoni Ortuzar-, es que el abrazo entre Adriana Lastra y Mertxe Aizpurúa con Pablo Echenique como oficiante, ha encendido todas las alarmas en la sede nacionalista de Sabin Etxea.

Ese nuevo tripartito de facto PSOE-Podemos-Bildu firmado este miércoles en el Congreso ha venido a agitar las aguas de la precampaña vasca para el 12-J. En unos comicios más impredecibles que nunca.

¿La razón?: la candidata de Pablo Iglesias ha hecho una bandera de su campaña a las urnas: echar a Urkullu de Ajuria Enea. ¿Y cómo?: sumando los escaños morados a los socialistas y a los batasunos.

Es la propuesta que la muy pablista, Miren Gorrotxategui, no se cansa de defender en estas últimas semanas. Justo desde que se hizo con la candidatura tras derrotar en las primarias a Rosa Martínez. Un golpe en el tablero que forzó la dimisión del líder de Podemos en el País Vasco, Lander Martínez. Y cabe recordar que Martínez llegó a un pacto con Urkullu para sacar adelante sus presupuestos para 2021. Gorrotxategui aboga ahora por deshauciarle de la Presidencia Vasca.

Hace dos meses hubo un ensayo que encendió las alarmas en el PNV. El PSE le traicionó y pactó los presupuestos de Irún con los de Arnaldo Otegi. Tanto socialistas como peneuvistas se afanaron entonces a limitar los daños a ese municipio.

Este acercamiento entre PSOE, Podemos y PSOE han encendido las alarmas en el PNV.

En el PNV no se fían para nada ni de Sánchez ni de Iglesias. Y con los números sobre el papel reconocen que las cuentas dan. Y Aitor Esteban ya ha trasladado a los suyos la creciente sintonía en el Congreso entre PSOE, Podemos y Bildu.

Con la actual configuración de la Cámara de Vitoria, el temor y el enfado de Urkullu es comprensible. Bildu (18), Podemos (11) y PSE (9) suman los 38 diputados que dan la mayoría absoluta. PNV y PSE suman ahora 37, la precariedad que ha conducido a los comicios adelantados primero al 5 de abril y ahora al 12.J.

Pero en el Gobierno Vasco -más aún después de la enésima cabriola de Sánchez- pesan aún más las encuestas que se manejan desde hace tres meses. En la última de la ETB, en marzo y antes de la pandemia, ese tripartito por la izquierda suma.

"Da la correlación de fuerzas", ha venido subrayando estas semanas la podemita Gorrotxategui, metiendo presión a Idoia Mendía y pánico a Urkullu.

Los 18-19 escaños pronosticados a Bildu, los 11-13 del PSOE y los 7-9 de Podemos abren la puerta a que la entente que va a derogar la reforma laboral de Rajoy ponga al PNV en la cola del INEM. El PP también maneja sondeos internos -con horquillas amplias, eso sí- que darían a los de Mendía, Gorrotxategui y Otegi la mayoría absoluta.

Y en Ajuria Enea saben desde hace 24 horas como se las gasta el inquilino de La Moncloa y su socio.

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