Pablo Iglesias revalida el poder absoluto en Podemos que prometió ceder
El también vicepresidente seguirá como secretario general tras un "congreso" telemático a la búlgara, sin disidencia alguna y con una participación muy baja.
Hace apenas dos años, Pablo Iglesias se veía fuera de Podemos y señalaba a Irene Montero como sucesora para calmar a los críticos, encabezados por un Íñigo Errejón que se veía al frente del partido. El secretario general creía que al partido le hacía falta una mirada " femenina" y exhibía un desapego por el cargo que intentaba hacer de la necesidad virtud.
"Para que me acaben echando, me voy yo", parecía decir con cada uno de sus gestos. Era todo pose. Ahora está al frente del partido y de vicepresidente; su pareja es Ministra de Igualdad; los críticos están todos en casa o en otro partido y de dejar paso a alguien, nada de nada.
De hecho, anoche fue reelegido para ese mismo mandato que antes rechazaba con el 92.19% de los votos en la "tercera Asamblea Ciudadana", uno de esos resultados a la "búlgara" cercanos a la unanimidad que evidencian el poderío interno de Iglesias y le ha valido, entro otras cosas, para cambiar los estatutos y acabar con la limitación de mandatos y retribuciones.
Pese a ello, tuvo un rival simbólico, Fernando Barredo, que cosechó el 7.81% de los votos de los 59.201 inscritos que participaron en un proceso que marca el aumento del control de Iglesias pero también el incipiente desapego de sus "militantes". Ni siquiera cuando se hizo un "referéndum" sobre el chalé de Galapagar, la participación fue tan baja.
Pero el resultado es el resultado, y para Iglesias es inmejorable: los más votados para el Consejo Ciudadano fueron los suyos. Empezando por Irene Montero, la que más "puntos" recibió", y siguiendo por todos los clásicos: Ione Belarra, Alberto Rodriguez, Jesús Mayoral, Noelia Vera, José María del Olmo y, por supuesto, Pablo Echenique.