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Robles se harta de la deriva de Marlaska: "Como un elefante en una cacharrería"

La gigantesca purga de Interior en la Benemérita tiene un efecto colateral en Defensa. Y la ministra, tras el primer gol que le colaron, está dispuesta a plantar cara ahora.

Robles y Marlaska y la guerra en la Guardia Civil.

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La insólita imagen se produjo el pasado 22 de enero. En la toma de posesión de la nueva directora general de la Guardia Civil, María Gámez, faltaba la ministra de Defensa, Margarita Robles. Un plante histórico en un cuerpo con la doble dependencia de los departamentos de Interior y Defensa. Nunca antes había faltado el jefe de los Ejércitos a este acto protocolario.

El entorno de Margarita Robles: "Gámez ha entrado en la Guardia Civil como un elefante en una cacharrería"

Después se supo que la ausencia de Robles se debía al enfado mayúsculo que tenía con Fernando Grande-Marlaska. Su compañero impuso a Defensa el nombramiento feminista de Gámez contra el criterio de la ministra y de la propia cúpula del Cuerpo. Robles tenía en realidad otra candidata al cargo, a la que ya había incluso ofrecido el puesto; Gloria Rojas, secretaria general del PSOE de Melilla y vicepresidenta de la ciudad autónoma.

Entonces, hace cuatro meses, Robles y la cúpula de la Guardia Civil vieron con preocupación el perfil de Gámez, el maltrato de Marlaska a los verdes desde que llegó al Ministerio, y las exigencias de Pablo Iglesias y de su ideólogo en estas lides, el exJemad y ahora su jefe de gabinete, José Julio Rodríguez.

¿Qué exigencias? : el viejo anhelo de cierta izquierda y de Podemos, la desmilitarización de la Guardia Civil como paso previo para su disolución-unificación con la Policía. "Suprimiremos la aplicación del Código Penal Militar a la Guardia Civil, con el fin de separarla del ámbito militar y constituirla como una verdadera fuerza civil de seguridad pública", señala el programa electoral de los morados.

María Gámez, en su toma de posesión el pasado 22 de enero. Sonado fue el plante de la ministra de Defensa.

Según fuentes de Defensa consultadas por ESdiario, en el entorno de Margarita Robles hay "estupor" por la gestión de Marlaska en esta crisis inédita en la Guardia Civil y se acusa a María Gámez de "haber entrado en el Cuerpo como un elefante en una cacharrería". Y, añaden, "faltando al respeto a oficiales con décadas de servicio a España".

En Defensa se hace hincapié en lo "temerario" de descabezar de un solo golpe toda la cúpula operativa del Instituto Armado, de "dañar la imagen" internacional de la institución y, lo peor, de haber dinamitado las reglas no escritas de ascenso en el escalafón.

Marlaska y Gámez han humillado a todos los tenientes generales que lideran la estructura jerárquica para imponer a dedo a Pablo Salas y Félix Blázquez, generales de división, como nuevos número dos y tres. Nunca antes nada igual.

Pero con la gravedad de todo esto, lo que más preocupa en Defensa son los cantos de sirena sobre la desmilitarización -agitada por Podemos en estas últimas horas- y sobre la creciente campaña de sectores de la izquierda presentando a la Guardia Civil, como poco, como "golpista". "El espadón del Duque de Ahumada", se ironiza a estas horas en muchos foros de ultraizquierda.

De ahí, según reconocen las citadas fuentes, el gesto protocolario protagonizado este jueves por Margarita Robles. Recibiendo al teniente general Laurentino Ceña, el dimitido DAO. Ceña pasa a la reserva y ha querido despedirse (como mandan los centenarios cánones) de su otra jefa orgánica.

Y Robles quiere dejar claro a propios y a extraños que para tomar decisiones de calado sobre la Guardia Civil habrá que contar, imprescindiblemente, con su criterio. Dicen que la ministra ha aprendido del gol que Marlaska le coló con la designación de Gámez contra su opinión. Y que está dispuesta a mover ficha viendo a Podemos olfatear su anhelada presa.