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Oramas baja los humos y la vanidad a Iglesias en el debate del ingreso mínimo

El vicepresidente de lo Social eclipsó al PSOE y al ministro Escrivá retorciendo los usos y costumbres parlamentarios, en un ejemplo más de su afán de protagonismo consentido por Sánchez.

Iglesias y Escrivá intervinieron ambos en nombre del Gobierno.

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"En este proyecto de ley es como en el cuento, hay hormigas y cigarras. Y yo me voy a dirigir al ministro Escrivá porque él y su equipo son las hormigas". Con estas palabras, e ignorando a Pablo Iglesias, comenzó la diputada de Coalición Canaria Ana Oramas su intervención en el debate sobre la convalidación del ingreso mínimo vital.

IMV que fue convalidado con los votos afirmativos de todo el arco parlamentario salvo Vox -que se abstuvo- y ningún voto en contra, con el compromiso de que sea tramitado como proyecto de ley para que los grupos introduzcan enmiendas durante el proceso. Cuando la presidenta Batet leyó el resultado de la votación, las bancadas del PSOE y Unidas Podemos estallaron en un largo aplauso al unísono.

Oramas, que lleva siete legislaturas como diputada y ha estado en cientos, miles, de debates, sabe perfectamente que lo que ocurrió este miércoles en el Congreso no fue normal. Dos miembros del mismo Consejo de Ministros interviniendo en nombre del Gobierno en el mismo debate, y todo por el afán de protagonismo de Iglesias.

Pablo Iglesias con una mascarilla en defensa de la Sanidad pública.

Al vicepresidente de Derechos Sociales y Agenda 2030 nadie le iba a quitar su momento de gloria, su "¡Sí se puede!" sobre la tribuna de oradores de la Cámara, que no faltó en su discurso. Y por eso retorció los usos y costumbres parlamentarios para compartir el tiempo de intervención del Gobierno con el verdadero artífice del ingreso mínimo vital: el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá.

La "hormiga" del IMV según Oramas, el ministro que realmente ha hecho el trabajo y ha mantenido una interlocución permanente con los portavoces de los distintos partidos (varios de ellos se lo han agradecido públicamente) y con las comunidades.

Ciudadanos, de hecho, atribuyó a Escrivá el mérito de que este ingreso mínimo vital sea muy distinto a lo que durante años propugnó Podemos e intentó a su llegada al Gobierno. "Creemos en políticas efectivas de inclusión social, aunque a veces este Gobierno nos lo ponga difícil con tanta propaganda", señaló la diputada naranja Sara Giménez en alusión a la parte morada del Ejecutivo.

El discurso de Iglesias fue similar al que el viernes de su aprobación hizo desde La Moncloa, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros: un ejercicio de autobombo consentido por Pedro Sánchez porque sabe el presidente que su Gobierno depende de la salud de su alianza con el líder de Podemos. Más ahora en tiempos de tribulaciones por la crisis social y económica derivada de la pandemia.

En las filas socialistas no ha gustado el excesivo protagonismo de Iglesias en el IMV

De hecho el número tres del Gobierno presumió de que hace seis años que su partido lleva esta medida en sus sucesivos programas electorales, desde que nació como partido. "No hay libertad cuando la nevera está vacía", proclamó.

Escrivá le observaba desde su escaño, hierático. El ministro no dio una sola muestra del malestar reinante en las filas socialistas por el excesivo protagonismo que se ha arrogado Iglesias en el IMV y que tuvo su máximo exponente en el debate de este miércoles. Es algo que él ya tiene asumido.

Celebrada la votación, tanto Sánchez e Iglesias en sus cuentas personales de Twitter como sus partidos en las oficiales se felicitaron por la aprobación del IMV. Para entonces ni uno ni otro estaban en la bancada azul del Gobierno en el Congreso. Ni ellos ni el resto de miembros del Ejecutivo... salvo el ministro hormiga del cuento, José Luis Escrivá.

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