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No hay tregua en Interior: el "lío" es ahora el nombre del general con más poder

Dos semanas después del nombramiento del general Pablo Salas como nuevo número dos del Instituto Armado, la estratégica Jefatura de Información sigue vacante.

Marlaska, y a su izquierda el general Pablo Salas, nuevo DAO de la Guardia Civil.

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Dicen que después de la tempestad viene la calma. Pero el terremoto que en la Guardia Civil provocó el cese del coronel Diego Pérez de los Cobos al frente de la Comandancia de Madrid, y el posterior descabezamiento total de la cúpula del Cuerpo, ha dejado en el Instituto Armado un clima enrarecido de desconfianzas, recelos y clanes como hace tiempo no se conocían en el Instituto Armado.

Su directora general, María Gámez, ha decidido darse una tregua y paralizado por el momento algún relevo de alcance -se habla de al menos dos Comandancias territoriales y la vacante pendiente de la jefatura del Grupo de Acción Rápida (GAR)- para apaciguar el incendio que entre los tenientes generales y algunos generales han provocado los nombramientos sui generis de Marlaska -saltándose la cadena jerárquica de mando- del Director Adjunto Operativo, Pablo Salas; y del jefe del Mando de Operaciones, Félix Blázquez. Y también del sustituto de Pérez de los Cobos, el teniente coronel David Blanes.

El problema radica en que tras la purga masiva impulsada por el ministro en su "reconfiguración de equipos", ha quedado vacante la unidad más importante de la Guardia Civil, su Jefatura de Información. La sala de maquinas de la Benemérita que suministra el combustible con el que trabajan todas las unidades del Cuerpo, en especial su enseña, la Unidad Central Operativa (UCO).

La jefa de la Guardia Civil, María Gámez, en la primera cumbre con su nueva cúpula tras la purga general.

Según las fuentes consultadas por ESdiario, Gámez ha recibido de su nuevo número dos, Pablo Salas, una propuesta de nombres para sustituirle al frente de Información. Generales, como es preceptivo en ese destino tan sensible.

Pero el relevo está, de momento, congelado. Esas mismas fuentes explican que Gámez "no se fía de nadie" ya que "se ha instalado la especie de que muchos generales y algunos coroneles tienen fuertes vinculaciones con el cesado Pérez de los Cobos". Esa presunta rama "patriótica" que el propio Pedro Sánchez esgrimió en la tribuna del Congreso.

"Tener Información descabezada es una irresponsabilidad", afirma a este diario un coronel que ocupó destino en esa unidad. Pero en este "nadie se fía de nadie", Marlaska y su número dos, Rafael Pérez, buscan un mirlo blanco al frente de la Jefatura.

Con "hilo directo" con Gámez y con el Ministerio para acabar de una vez por todas con lo que en Interior se ha llegado a calificar de "ir por libre". Lo que, precisamente, les costó sus cargos a la primera secretaria de Estado de Seguridad de Marlaska, Ana Botella, y al primer director general de la Guardia Civil, Félix Azón.

El nuevo DAO, Pablo Salas, conoce como nadie la unidad clave de la Benemérita. Llegó a ella en 2008 y la ha mandado desde 2014 hasta este mes de mayo. Y sabe también como nadie que el general-jefe de Información es el hombre con más poder del Cuerpo, muy por encima de los que le superan en el escalafón.

En estos últimos días, Marlaska y Gámez han deslizado su intención de ascender a un coronel para ubicarle en el cargo sin vinculaciones con la anterior etapa. Pero la respuesta en la cúpula ha provocado una nueva marejada. Y es que las plantas nobles del edificio de la madrileña calle Guzmán el Bueno siguen siendo un polvorín. Un clima enrarecido que Interior busca calmar con una propuesta: aumentar de 4 a 5 el número de tenientes generales.

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