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La verdadera historia de los cambios en El País: la guerra entre Felipe y ZP

Las dos almas del PSOE libran una batalla descarnada en un paisaje económico ruinoso para España. La lucha en El País es un indicio de un pulso mucho mayor. Es éste.

Felipe González y, al fondo, Zapatero

Publicado por
Javier Rodríguez

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Que El País sigue siendo el mejor termómetro de lo que se cuece en el PSOE, nadie lo duda. Y que en la última etapa el PSOE al que más ha defendido el histórico rotativo fundado por Polanco (e impulsado por Fraga, no lo olvidemos) es al sanchista, tampoco.

La elección de Soledad Gallego Díaz como directora el mismo día en que Sánchez accedió a la Presidencia del Gobierno mediante moción de censura, fue mucho más que una coincidencia: era un gesto de la casa para demostrar fidelidad al nuevo Gobierno, tras la tempestuosa relación con el sanchismo que mantuvo el hasta entonces director, Antonio Caño.

Por decirlo de algún modo, las dos almas de El País chocaron y venció la segunda: el felipismo era derrotado y el sanchismo vencía. Nada del otro mundo de no ser porque ése fue el mayor indicio de lo que venía a continuación: el seguidismo del diario hacia postulados ajenos a su tradición y a la del socialismo clásico.

Desde los pactos con Bildu hasta la tolerancia, cuando no la entrega, a ERC o incluso a Quim Torra. Por no hablar de la tibieza con que trató los delirios económicos e intervencionistas de Podemos o la crueldad en el trato a Albert Rivera y a Ciudadanos, hasta entonces contemplados como la mejor opción para evitar la deriva del PSOE hacia pantanos populistas.

Pero el partido no había terminado. Los viejos rockeros nunca mueren y en el entorno de El País los hay ilustres y de influyentes apellidos: González, Cebrián... y Botín. El despido de Gallego Díaz, la salida destemplada de Maruja Torres y la vuelta de Javier Moreno hay que analizarla en esa clave. Que nunca desapareció, pero estaba adormecida hasta ahora.

Lo que ha provocado su resurrección, cuentan a ESdiario, ha sido el coronavirus. O mejor dicho, las terribles consecuencias económicas que sucederán a la pandemia: un paisaje ruinoso, dependiente de Europa e incompatible con el recetario económico del Gobierno si sigue marcado por los remedios de Podemos, equivalentes a echar gasolina al fuego.

España va a necesitar un rescate. La razón de Estado obliga a un cierto entendimiento entre PSOE y PP para dar confianza en Bruselas. Nadia Calviño es más necesaria que Pablo Iglesias. Y el capital español debe ayudar en esa tarea.

Agiten todo eso y sale el gran pulso: el de Felipe González como símbolo de la "razón de Estado" clásica contra el José Luis Rodríguez Zapatero como padrino de esta alianza entre PSOE y Podemos. Solo hay que ver lo que uno dice de Maduro y el otro hace con Maduro para entender que la pelea es inevitable y solo dejará un superviviente.

En lo sustantivo, Felipe y Aznar coinciden con Europa y el mundo empresarial: así España va al precipicio

Que el mismo día en que Cebrián escribía en El País una demoledora Tribuna contra Zapatero su periódico cambiara de Director, pocas horas después de que González comparara al Gobierno con el camarote de los Hermanos Marx, lo dice todo: la operación "Salvemos a Sánchez" (de Zapatero y de Iglesias) está en marcha.

En el periódico, los más veteranos son conscientes de todo ello. Y en el PSOE, su vieja guardia también. ¿Pero y Sánchez, dónde se alinea? Las fuentes consultadas coinciden en que el líder socialista es "impredecible". Pero también en que la situación económica de España va a ser tan terrible que no le va a quedar más remedio que buscar como sea un flotador en quienes, en el fondo, detesta profundamente.

"Sánchez necesita a Europa y Europa no va a aceptar las políticas de Iglesias ni los discursos de Zapatero", apuntan. Y añaden algo más: no es verdad que existan operaciones para fundar un partido de izquierdas nuevo, de corte socialdemócrata. El objetivo es "recuperar al PSOE de siempre".

Con Sánchez al frente sí, pero con la versión moderada que de sí mismo él daba hace años cuando se enfrentó al "radical" Edu Madina. Y si no, aunque esta opción la ven remota, con Nadia Calviño como presidenta de una especie de Gobierno de concentración respaldado por el PP y Bruselas.

De la CEOE a FAES

Los movimientos en CEOE, convocando a todas las grandes empresas a una tarea de reconstrucción nacional o el canal de comunicación existente entre González y Aznar, con el mismo discurso europeo, reman en la misma dirección.

En realidad, ésta sería su opción preferida, pero casi nadie ve viable la salida de un Pedro Sánchez con más vidas que un gato y una capacidad incontestable para defender lo uno y lo contrario sin empacho alguno.

En todo caso, Felipe ha vuelto. Y Zapatero no se ha ido. De quien gane ese combate depende, en buena medida, el futuro inmediato de España. Y El País podrá contarlo como testigo, cuando no protagonista, de excepción.