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Ana Pastor gana apoyos y abre el debate sobre la nueva portavocía en el PP

La popularidad de la diputada se ha disparado con su actuación en la Comisión de Reconstrucción. La próxima será la Comisión de Evaluación. Casado aún no ha decidido a quién se la encargará.

Ana Pastor este jueves en la tribuna del Congreso dirigiéndose al ministro Illa.

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Subió Ana Pastor este jueves a la tribuna del Congreso por primera vez en años, como ella misma recordó. Lo hizo para anunciar el apoyo del PP a la convalidación del real decreto ley sobre la nueva normalidad pero para pedir al ministro Salvador Illa que no sea conformista y busque un pacto de Estado por la Sanidad. Lo que el PP ha venido en llamar Pacto Cajal.

La crisis de la Covid-19 ha vuelto a sacar la faceta de parlamentaria de la veterana Pastor después de años encorsetada en la Mesa del Congreso -que presidió en tiempos de Mariano Rajoy-, con un perfil más institucional.

Y su papel como portavoz en la Comisión para la Reconstrucción Social y Económica que ahora termina (está en fase de negociación y de presentación de las conclusiones) ha sido tan valorado que ahora se ha abierto un nuevo debate en el grupo parlamentario popular y en la propia dirección del PP.

¿Debe Ana Pastor ser también la portavoz en la Comisión de Evaluación sobre la pandemia que se constituirá probablemente ya en septiembre, a la vuelta del parón veraniego? Ello supondría desplazar por segunda vez a Cayetana Álvarez de Toledo y ya algo más que una declaración de intenciones por parte de Casado.

Cayetana Álvarez de Toledo lleva meses en un segundo plano.

Desde el entorno del líder del PP explican a ESdiario que la decisión de quién ocupará la portavocía en dicha comisión no está tomada, puesto que ahora lo más perentorio es negociar el cierre de la actual Comisión de Reconstrucción, sus conclusiones.

Una tarea que Casado ha encomendado a la propia Pastor y al secretario general del grupo parlamentario popular, Guillermo Mariscal, que están en contacto con Adriana Lastra y su número dos en el grupo parlamentario socialista, Rafal Simancas, así como con dos emisarios del Gobierno: el secretario general de Presidencia, Félix Bolaños, y el secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, Antonio Montilla.

Pero el debate se ha abierto paso entre los diputados del PP. Más que una cuestión de nombres, razona uno de ellos ante este periódico, lo es de perfiles: la Comisión de Evaluación, que es lo más parecido a una comisión de investigación que está dispuesto a aceptar Pedro Sánchez, se prevé en sí misma más dura y polítima que la de Reconstrucción.

La Comisión de Evaluación será más dura y política que la de Reconstrucción

En ella los populares escrutarán la gestión del Gobierno en la crisis de la Covid-19. Será el momento de ajustar cuentas con Sánchez, de poner al presidente ante el espejo de sus errores y los de su Gobierno. Y entre Álvarez de Toledo y Pastor es evidente quién tiene más colmillo: la portavoz titular, que lleva meses en segundo plano.

Solapada primero por el propio Casado en los debates de las seis prórrogas del estado de alarma y, después, por su compañera de bancada y exministra. Además, para septiembre ya habrán pasado las elecciones gallegas, así que Alberto Núñez Feijóo no hará un marcaje tan de cerca sobre lo que esté haciendo su partido en Madrid.

Desde marzo el presidente de los populares ha hecho equilibrios en el alambre para hacer oposición sin perder la compostura de un partido de Estado como lo es el PP en un momento crítico para España. Apoyó tres de las seis prórrogas sin condiciones, en la cuarta avisó a Sánchez de que era hora de ir pensando en un plan B y en las dos últimas votó en contra.

Pero, aun habiéndose desvinculado del estado de alarma votó a favor de la extensión de los ERTEs hasta el 30 de junio, del ingreso mínimo vital y, este jueves, del decreto de la nueva normalidad. Además de buscar un acuerdo para las conclusiones de la Comisión de Reconstrucción, que se cerrará la próxima semana.

En la Junta Directiva Nacional de su partido que presidió el 8 de junio, Casado apostó por la "moderación" y sostuvo: "No hay un PP duro ni un PP blando, hay un único PP (...). Aquí no hay halcones y palomas". Pero aunque no haya dos PP, Casado tendrá que elegir otra vez entre dos formas de hacer PP.