Botín y Pallete frustraron la gran operación del Gobierno para someter a Prisa
Pablo Iglesias intentó el abordaje del icono de la prensa progresista. Pero toda Moncloa compartía un objetivo frenado por una persona clave. Ésta es la historia.
Juan Luis Cebrián escribió hace dos semanas una Tribuna demoledora contra Pedro Sánchez el mismo día en que El País anunció, minutos después, el relevo en la dirección de El País: Soledad Gallego Díaz, nombrada a la vez que el líder del PSOE llegó a La Moncloa con la célebre moción de censura, dejaba paso a Javier Moreno.
El enfrentamiento entre Zapatero y González, dos almas y dos miradas antagónicas en el PSOE al respecto de temas cruciales como Venezuela o los pactos con Podemos y el nacionalismo, era y es el segundo campo de batalla en una guerra entre el socialismo clásico y el sanchismo.
Pero había una tercera que se libraba a la vez y simboliza todas las demás: la del control de El País y la Cadena Ser. Llevaba en marcha mucho tiempo, al menos desde la primavera de 2018, cuando la pugna por desalojar a Rajoy coincidía con los movimientos de capital internos en el grupo, lastrado por una deuda profunda, para darle una vuelta a la línea editorial del director, Antonio Caño, y acercarse a Sánchez.
Pero si ésa batalla la ganaron, ésta la han perdido. Curiosamente, explican fuentes cercanas al Consejo de Administración de Prisa y coinciden con otras políticas en la misma lectura, la pelea final no la ha librado Sánchez, sino Pablo Iglesias.
Aunque al presidente -animando por Iván Redondo- hizo lo imposible por ese cambio hace dos años y era un firme defensor de Gallego Díaz, quien más energías ha puesto en provocar un cambio en la presidencia del grupo ha sido el líder de Podemos: a Moncloa le venía perfecta la obsesión de Iglesias por una “Operación Renove” que Sánchez comparte al 100%, pero así no tendría que ensuciarse las manos.
“A Javier Monzón le tienen en Moncloa muchas ganas”, explican a ESdiario fuentes conocedoras de todos los requiebros que ha habido en este asunto, de momento con epílogo feliz para González y Cebrián y disgusto para Sánchez e Iglesias.
La indignación, que se plasmó en el intento infructuoso de relevar a Monzón de la presidencia del Grupo en una reunión del Consejo de Administración de este lunes, aumentó la semana pasada de manera definitiva con el encuentro entre el propio Monzón y el nuevo director, Javier Moreno, con Pablo Casado.
El encuentro con el PP
Fue una reunión estrictamente protocolaria, para que Casado conociera a Moreno, director en tiempos de Rajoy y de Zapatero, sin lazos previos con el presidente del PP. No hubo más, según explican a ESdiario fuentes del entorno de ambos protagonistas.
Pero terminó de encender las alarmas en Moncloa y en Podemos, convencidos de que había una operación en marcha para acercar al gran buque del progresismo mediático español a los postulados de Felipe González. Y ahí se aceleró la jugada. Sin éxito.
La reunión de Monzón y Moreno con Casado terminó de poner histérica a Moncloa y agitó a Iglesias
Quienes habían matado a Cebrián y al propio Felipe antes de tiempo, se equivocaron. Pero sobre todo lo hicieron con una parte decisiva del capital de Prisa, la representada por Ana Patricia Botín, presidenta del Santander y personaje decisivo en estos momentos en la política española: a ella se le adjudica una firme voluntad de “auxiliar” a España buscando consensos y estabilidad. Es decir, alejando a Podemos del poder y acercando, por ejemplo, a Ciudadanos.
Ella, junto al presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, son señalados como los grandes padrinos de esa apuesta por la estabilidad, al precio que sea, con alianzas incluso extrañas si así se establece un terreno de juego sin sobresaltos.
En Prisa dicen que Botín manda y Pallete paga, pero lo cierto es que gracias a ellos Iglesias, y Sánchez, han sido derrotados. Por lo menos en este primer asalto. Y nadie duda de que habrá más. Y afectarán también al PSOE al primer indicio de debilidad de Pedro Sánchez.