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El PP da con la tecla y recupera medio millón de votos que se fueron a Vox

El partido de Casado parece haberse encontrado a sí mismo en plena pandemia, con una estrategia de "oposición responsable" -como la define su líder- que está surtiendo efecto.

Casado y Abascal en el Congreso.

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El PP está recuperando el terreno perdido ante Vox con esa "oposición responsable" que volvió a entonar Pablo Casado la pasada semana en el Congreso. Ésa es al menos la lectura que hacen en Génova 13 a la luz de los últimos informes demoscópicos llegados al despacho del líder del partido.

Según estos, desde el pasado mes de febrero y hasta ahora han vuelto al PP más de medio millón de sus votantes que en las pasadas elecciones se decantaron por Santiago Abascal, informan fuentes de la dirección a ESdiario. Entonces Vox sacó 52 escaños y 3,6 millones de votos. El PP, 89 escaños y algo más de 5 millones.

La pandemia y las malas perspectivas económicas que ésta deja hacen que el votante de centro derecha esté buscando refugio en el PP, estiman los populares, que creen que la tendencia alcista a costa de Vox seguirá.

A ello se une la distinta forma de hacer oposición de Casado y Abascal durante los meses críticos de la pandemia del coronavirus. Por más que Pedro Sánchez ha intentado equiparar a uno y otro, incluso acusando a ambos de conspirar para "derrocar" al "Gobierno legítimo", es evidente que han optado por estrategias muy distintas.

En toda la pandemia Sánchez ha equiparado al PP y Vox, pese a tener actitudes muy distintas

El líder de Vox se descolgó muy pronto del estado de alarma y optó por rechazar toda medida del Gobierno. A excepción del ingreso mínimo vital, en cuya votación finalmente se abstuvo tras anunciar que votaría en contra.

Además, el partido verde promovió caceroladas contra la gestión de Pedro Sánchez, convocó una manifestación en coche por el centro de Madrid, emprendió diversas acciones legales contra los miembros del Ejecutivo, abandonó la Comisión de Reconstrucción cuando los partidos empezaron a negociar sus conclusiones y, a mayores, ha anunciado que el 16 de julio no estará en el homenaje que presidirá Felipe VI en memoria de las víctimas de la Covid-19.

Por contra, Casado lleva meses combinando la cal y la arena al Gobierno desde la bancada de la oposición. Pese a que, como recordaron el martes los populares, el presidente lleva casi dos meses sin ponerse con el líder del segundo partido, desde el 4 de mayo.

El PP votó a favor de tres prórrogas del estado de alarma, se abstuvo en la cuarta y votó en contra de las dos últimas. Aun cuando se rompió esa cuerda, el PP continuó apoyando las principales medidas del Ejecutivo para embridar la crisis económica: la extensión de los ERTEs, el ingreso mínimo vital e incluso el decreto de la nueva normalidad.

Y ahora, con Ana Pastor al frente, está negociando las conclusiones de la Comisión de Reconstrucción con el Gobierno y el grupo parlamentario socialista que comanda Adriana Lastra. Éstas se votarán el viernes.

Entre otras cosas, el pacto avanza por la senda de la creación de una Agencia de Salud Pública, aunque el objetivo de Casado es mucho más ambicioso: promover un pacto de Estado en materia de Sanidad, el que ha venido en llamar Pacto Cajal.

Los populares esperan pasar su estrategia por el tamiz de las elecciones gallegas y vascas, porque no hay mejor encuesta que las urnas. Allí confían en que tanto Alberto Núñez Feijóo como Carlos Iturgaiz achiquen tanto el espacio a Vox que la formación de Abascal no obtenga representación en ninguno de los dos parlamentos regionales.

Desde Génova 13 explican que, a día de hoy, la hoja de ruta de Casado sigue clara: mano tendida a Sánchez en materias concretas pero clarísimas líneas rojas. Una de ella son los Presupuestos. Con Podemos en el Gobierno, el PP ni se plantea en serio apoyarlos.