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Montilla hace honor a "la casta": sueldazo de Enagás y oficina de expresident

El socialista no renunciará a los privilegios de haber sido el jefe de la Generalitat pese a su fichaje por el sector privado. Casi 400.000 euros al año cuesta su despacho y personal a cargo

José Montilla y José Blanco, flamantes consejeros de Enagás.

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Laura Moro

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Los catalanes deberían estar orgullosos de que uno de los suyos sea consejero de una empresa como Enagás. Se necesitan más catalanes en los consejos de administración de las grandes compañías. Eso fue lo que vino a decir el expresidente de la Generalitat de Cataluña José Montilla este lunes en el Parlament.

Montilla compareció ante la Comisión de Asuntos Institucionales para hablar de su reciente y polémica incorporación a la Empresa Nacional del Gas, un regalo de Pedro Sánchez por haber renunciado en el pasado a su escaño en el Senado cuando el presidente se lo pidió (necesitaba ese escaño para Miquel Iceta). Un regalo de 160.000 euros al año, más complementos.

El socialista se defendió y defendió su fichaje, un claro caso de "puertas giratorias", a juicio de la oposición (fue ministro de Industria). Una "mafia" incluso, en palabras del portavoz de la CUP, Carles Riera. "¡Yo no formo parte de ninguna mafia!", replicó Montilla indignado.

La polémica viene a cuenta de que, como expresident, el socialista ha venido disfrutando de un sueldo vitalicio de en torno a 90.000 euros, coche oficial con chófer, escolta y una oficina institucional.

Montilla ya anunció que renunciaría a su salario público (no le queda otra, puesto que por ley es incompatible con cualquier retribución del sector privado), pero piensa conservar el despacho y a sus empleados. Anualmente ello le supone a la Generalitat un coste cercano a 400.000 euros al año.

Son 105.000 euros por el alquiler del inmueble en plena avenida Diagonal de Barcelona, 209.000 para pagar las nóminas de los tres trabajadores, 48.000 de gastos corrientes y de seguridad y 36.000 para limpieza y mantenimiento, según una respuesta parlamentaria a una pregunta de Ciudadanos.

Este lunes, quien fuera el jefe de un tripartito de mal recuerdo insistió en que no va a prescindir de su oficina de expresident porque la ley lo permite y no hay "norma moral" por encima que valga. Y añadió que desde esa oficina no va a trabajar para Enagás porque la empresa "no necesita de ese apoyo". Según él, cuando esté en el despacho solo trabajará como expresidente de la Generalitat. Algo a priori difícil de creer.

Según Montilla, su fichaje no se debe a un enchufe de Sánchez -que también se acordó de José Blanco, otro nuevo consejero independiente-, sino a su "experiencia y conocimiento" del sector del gas.

La oposición le volvió a exigir este lunes que, ya que ha tenido la poca decencia de irse a Enagás en plena pandemia, al menos renuncie a todos los privilegios de expresident, que no sale barato precisamente. Pero Montilla dejó claro que ni se le ha pasado por la cabeza.

"Es una deshonra poner al mismo tiempo la mano para cobrar del público y del privado", le espetó la portavoz de Cs, Lorena Roldán.

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