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Susana vive sus peores momentos contestada en Andalucía y tutelada por Ferraz

El "susanato" vive sus horas más bajas. Contestada en su grupo parlamentario e intervenida con condescendencia por Sánchez, Susana Díaz sobrevive con un horizonte lleno de nubarrones.

Susana Díaz, a finales de junio, y Pedro Sánchez

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Javier Rodríguez

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Susana Díaz vive momentos de zozobra. Más desdibujada que nunca, ni siquiera Pedro Sánchez le presta atención para quitarla del PSOE andaluz: cuando llegue el momento, si le viene bien, ya lo hará. Pero ahora no es una prioridad.

Lo que podría ser un alivio, un síntoma de la paz con su viejo enemigo, lo es en realidad de irrelevancia. Ni Sánchez se preocupa ya por ella. En sus peores horas, sin un horizonte claro, a la otrora lideresa le crecen los enanos: la revuelta interna en el PSOE andaluz es cada vez mayor.

No llega a revolución ni, de momento, tiene fuerza suficiente para derribarla, pero existe y tiene un plan: evitar que Díaz renueve como secretaria general. El plazo es largo. Primero tiene que haber un Congreso Federal, que Ferraz no baraja programar al menos hasta la próxima primavera.

Y luego ya vendrán los autonómicos, no antes del otoño siguiente: entre octubre y diciembre de 2021, pues, los críticos tendrán ocasión de organizarse y ver hasta dónde llega la tensión que ya existe en el propio Grupo Parlamentario del PSOE.

Allí, según confirman a ESdiario fuentes parlamentarias, la división por facciones es cada día más evidente: a un lado Susana y los suyos, más menguantes; al otro la coordinadora del grupo, Ángeles Férriz. Que es el nombre que más suena como alternativa a la propia Díaz, si al final Sánchez no mueve ficha propia en favor de la más evidente, María Jesús Montero, portavoz y ministra de Hacienda.

El célebre exalcalde de Jun, José Antonio Rodríguez Salas; y el vicepresidente del Congreso, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, son los otros nombre del sanchismo andaluz asentado en Madrid para lo que pueda llegar. Y el primero, otrora rival de Susana Díaz en las primarias andaluzas, es ahora paradójicamente el enlace entre Madrid y Sevilla: el hombre que tutela la condescendencia de Sánchez con su vieja y alicaída enemiga.

Y también el que divisa esa corriente crítica, sin nombre definido aunque en Sevilla se hace llamar “Hacer + PSOE” y se estrenó en público el pasado enero; por ver si de ahí acaba saliendo algo para cuando Sánchez vuelva a poner el ojo en Andalucía.

De momento, algo parece claro: Susana Díaz se apoya más en Ferraz que en su grupo parlamentario, donde detectan “poco trabajo” de oposición a Juanma Moreno, el popular que con su tono moderado se ha asentado en la presidencia de la Junta y tiene más opciones que nadie para revalidar en el cargo, le pongan el candidato rival que le pongan.

¿Y Felipe?

La guerra latente entre Pedro Sánchez y Felipe González añade otra gota de tensión a Díaz: posicionada con el segundo, al que ahora consulta menos, depende y se debe al primero, tras "entregar las armas" de su histórica rivalidad a cambio de tener la esperanza de seguir al frente de los socialistas andaluces y volver a ser su candidata. Ése es su objetivo, y no se doblegará fácilmente.

En su entorno más cercano no dan la batalla por perdida y, salvo que intervenga Ferraz, no reconocen fuerza suficiente a la creciente disidencia. Pero queda mucho tiempo por delante, muchos actores en distintos escenarios y casi todo esta por escribirse. Ella estará en la función, pero queda por saberse si en el papel de heroína o de villana.

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