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El Rey Juan Carlos sigue en La Zarzuela: así vive sus horas más delicadas

En el peor momento público de su vida, el Rey Emérito no está ni lejos de Madrid ni fuera de España. Y tiene una opinión clara de toda la polémica, que de momento se reserva.

El Rey Juan Carlos

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Javier Rodríguez

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A Juan Carlos I le han situado en la ría de Arosa o, incluso, en el extranjero, en algún país de la Unión Europea: las apuestas señalaban a Portugal, ligado a su memoria sentimental y familiar de manea muy intensa.

Pero no, el calvario que sufre a cuento de Corinna y los extraños 65 millones procedentes de Arabia Saudí, lo está viviendo en Madrid, en sus aposentos privados en el complejo de La Moncloa. Allí, solo con sus asistentes y no muy lejos de su hijo, Felipe VI, mira con incredulidad y cierta indignación los acontecimientos.

"No entiende que lo despellejen", afirman a ESdiario en su entorno, convencidos de que judicialmente este asunto no tiene recorrido. "A quien acusa la fiscalía de Suiza es a Corinna, no a Su Majestad", recuerdan para intentar compensar la imagen que se proyecta del caso en España. A saber, que el exJefe de Estado logró una millonada como comisionista de las obras del AVE a La Meca, adjudicadas a un consorcio español.

Y que todo estalló cuando una "mujer despechada y ambiciosa" fue devorada por la codicia e intentó vengarse de la mano del perejil de las salsas más siniestras de la política española, el excomisario Villarejo: quería ese dinero, lo consideraba suyo y, al no tenerlo, decidió tirar de la manta. O eso se cree.

En todo caso, las mismas fuentes aseguran que el Rey Emérito no tiene miedo a la Justicia: no hay acusación, el juez instructor del caso no le ha señalado y los plazos entre la adjudicación del AVE y las supuestas comisiones no coinciden: de ser eso, ¿cómo se explica que las recibiera casi dos años antes de la propia adjudicación?

Tampoco encaja, dicen, el supuesto pagador: su "hermano" en Arabia Saudí. ¿Por qué iba a tener que soltar esa millonada el adjudicador del contrato y no el beneficiario de su decisión?". No parece fácil sostener la idea del Juan Carlos I comisionista, se apunta.

Otra cosa es el "evasor fiscal": que todo un Jefe de Estado, símbolo de la España de la Transición, acepte un regalo multimillonario de un jeque y además no lo declare al fisco español, es un problema como poco estético. Y la Corona es, sobre todo, una institución simbólica.

En plena "campaña"

"Se puede tener dinero en Suiza y en cualquier país extranjero", apuntan a este periódico expertos financieros. "Pero lo que no se puede hacer es no declararlo a la Hacienda española". Algunos apuntan que, de ser cierto que ese botín es un regalo del "monarca" saudí a su "hermano español", algo muy habitual en esas latitudes; don Juan Carlos debería haber tributado en torno a la mitad.

¿Por qué no lo hizo y qué precio puede pagar ahora por eso? De momento, su hijo le ha retirado los honores renunciando a la herencia y retirándole su asignación. Que todo quede ahí o el estrago a su imagen sea mayor es una incógnita. Y en buena medida dependerá de qué necesite hacer o decir Felipe VI para salvar a la Corona de la campaña que, en su contra, lleva en marcha muchos meses.

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