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Las cuentas no le salen a Sánchez en Europa: habrá intervención y pocos regalos

Aunque todos los líderes esparcen entusiasmo, la realidad del acuerdo alcanzado de madrugada tiene un claro acento holandés y no encaja en las expectativas españolas.

Sánchez, esta madrugada, con Michel y Macron y Merkel detrás

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Javier Rodríguez

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Fumata blanca en Bruselas. Tras cuatro días de reuniones maratonianas, a la altura de la peor crisis de Europa desde la segunda guerra mundial, llegó de madrugada un acuerdo tortuoso, lleno de matices y que, pendiente de la letra pequeña, será un poco lo que cada presidente quiera contar al volver a su país.

Pedro Sánchez ya lo ha hecho, para las audiencias locales, con una comparecencia de urgencia a las 6 de la madrugada llena de entusiasmo contenido: "Un gran acuerdo para Europa y España. Hoy, sentamos las bases para dar una respuesta a la crisis del Covid sin olvidar el mañana. Iniciamos el camino hacia una gran modernización, situando a Europa donde merece: a la vanguardia, sin dejar a nadie atrás".

Pero su colega holandés, Mark Rutte, cabeza visible de los países del Norte más exigentes; bien podrá decir algo así al retornar a Ámsterdam: "Daremos más dinero en préstamos que en subvenciones y la Unión se reservará el derecho a intervenir, vetar, condicionar y controlar el dinero que cada país reciba".

Una cosa será ahora lo que se cuente y otra lo que realmente ha pasado. Y lo que ha pasado es que la Unión Europea ha aprobado una hoja de ruta para intentar paliar los estragos económicos del coronavirus, mucho más agudos en el sur que en el centro y norte de Europa, con España e Italia a la cabeza de todos los estragos sanitarios y financieros.

Los 500.000 millones de euros previstos inicialmente a fondo perdido, serán al final 390.000 millones. Y otros 360.000 millones irán al capítulo de préstamos a devolver por quienes los pidan. No es fácil traducir en términos sencillos un mecanismo complejo que Sánchez volvió a definir de "Plan Marshall", un nombre de reminiscencias trágicas que, sin embargo, se utiliza en Moncloa con un entusiasmo llamativo.

Algunas cifras, rascando en la superficie, permiten entender mejor el acuerdo anunciado a eso de las 5.30 por el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, con un escueto pero elocuente "Deal!". Así, España aspira a un máximo de 140.000 millones, que es aproximadamente el equivalente al déficit previsto para 2020, la brutal diferencia entre lo que se gastará y se ingresará.

De esa cantidad, algo más de la mitad, unos 72.000 millones, serán ayudas directas. Y el otro 50%, en créditos. Pero ahí lo crucial. El dinero a fondo perdido se asumirá como deuda conjunta de la Unión Europea, que incluirá en su presupuesto plurianual elaborado con aportaciones de todos los socios.

La cifra real para España son 35.000 millones

Es decir, los 72.000 millones de "regalo" para España saldrán de una "hucha" en la que España tendrá que poner unos 35.000 millones, asumiendo además su parte alicuota de lo que pidan de ese fondo de reconstrucción otros países en problema. Por resumirlo, lo que reciba con un mano, tendrá que poner con la otra en parte, de manera que la cifra real de subvención a fondo perdido será de unos 35.000 millones.

De las subvenciones recibidas con una mano, España tendrá que poner la mitad con la otra. Y el resto, préstamos y reformas

Y el acento holandés, aquí traducido un poco al alemán, también se percibirá en los mecanismos de control que comporta el plan de rescate: no existirá el veto a las transferencias de un único Estado, como quería Holanda, pero sí estará intervenida cada transferencia con una fiscalización que comportará, sin la menor duda, profundas reformas.

Los 27 tendrán que aprobar, por mayoría cualificada, cada anticipo o subvención a España u otros países, y podrán intervenir cuando lo estimen oportuno si las reformas que van implícitas en el acuerdo no se aplican con la intensidad que se espera.

El propio Sánchez reconoció de madrugada lo que le viene encima a España, con una reforma del gasto público que o bien afectará a la Administración Pública o bien, como parece más probable, lo hará al sistema de pensiones; recordando que todo el dinero sale de un fondo que asumirán conjuntamente los socios de la Unión Europea.

"Día histórico", bramó el francés Macron. ""Negociamos 4 largos días y noches. Pero valió la pena. El resultado es una señal de confianza en Europa y es un momento histórico para Europa", se solazó la presidenta del Consejo Europeo, Úrsula von der Leyen.

Pero en el aire queda la sensación de que todos han sido muy holandeses en el fondo y algo españoles en la forma: el dinero llegará para cosas concretas, no para gasto corriente, y no llegará ni sin reformas profundas ni antes de 2021.

Vienen curvas, en todo caso, una vez pasen las ceremonias publicitarias que cada líder europeo celebrará en su país para vender que, tras cuatro largos días con cuatro largas noches, él en concreto se salió con la suya.

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