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Sánchez tensa al límite el Gobierno con Iglesias más débil y sin maniobra

El vicepresidente segundo afronta su "semana horribilis" tras los sucesivos desplantes del presidente con el acercamiento a Cs y el "caso Don Juan Carlos".

Sánchez mira hacia otro lado al cruzarse con Iglesias en el Hemiciclo.

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"La debilidad de Pablo es tan grande que cualquier decisión brusca puede ser irreversible". Quien esto afirma es un exdirigente de Podemos en su día próximo a la cúpula morada y descabalgado de las listas al Congreso en las últimas elecciones generales en una de las muchas purgas impulsadas por Iglesias.

Más aún desde la debacle morada en las vascas y gallegas y en la, en palabras de este ex, "clamorosa falta de autocrítica". Así que, con este argumento, no son pocos dirigentes del segundo partido del Gobierno los que coinciden en que Pedro Sánchez ha "olido" la debilidad de su socio y ha decidido tensar al límite su acuerdo de gobernabilidad, sabedor de que el Consejo de Ministros no colapsará. "La legislatura será larga", reiteró este mismo martes Sánchez en su comparecencia-balance de seis meses de coalición progresista.

Pero lo cierto es que en Podemos hay una sensación mezcla de indignación y de impotencia ante el triple ninguneo -y alguno más que se avecina-, al que Sánchez ha sometido en apenas 48 horas a su vicepresidente segundo. "¿Peligra la coalición?", le han preguntado a Irene Montero. "Espero que no", ha sido su gráfica respuesta.

Pero pese al mantra repetido por el presidente de que "no hay dos gobiernos" sino "dos partidos en un gobierno", lo cierto es que Iglesias ni ha visto de lejos llegar dos decisiones trascendentales de Sánchez en el arranque de la última semana antes de las vacaciones. Iglesias desconocía que Carmen Calvo -su gran enemiga íntima en La Moncloa- iba a comenzar el lunes a negociar de facto con Ciudadanos los presupuestos generales de 2021. Y menos aún supo que Sánchez aceptó que en la minicumbre entre Calvo y Edmundo Bal no hubiera ningún ministro de Podemos.

Sánchez e Iglesias firmando su acuerdo de investidura en diciembre antes de conformar el gobierno "progresista".

De ahí que Iglesias, para no agotar munición de la que no dispone, enviara el mismo lunes a Irene Montero a lanzar una puya en público a Sánchez. Más aún, cuando a través de ERC el vicepresidente segundo se ha enterado que el presidente ha aparcado sine die la mesa bilateral con Cataluña para indignación del socio catalán de Podemos y su hombre fuerte en Madrid, Jaume Asens.

Bajo el viejo refrán de si no quieres té, taza y media, Sánchez se la volvió a jugar a Iglesias 24 horas después al ocultarle el bombazo de la decisión del Rey Juan Carlos de abandonar España. Y para que constara, volvió a empujar a Montero a la SER para advertir que el sector PSOE no había informado al sector Podemos del resultado de las largas negociaciones entre Moncloa y Zarzuela.

Según fuentes socialistas consultadas por ESdiario, Iglesias ha conocido por vía ajena al Ministerio de Hacienda que María Jesús Montero ha comenzado a esbozar el borrador de presupuesto con un portazo a las exigencias del vicepresidente segundo. También eso lo aclaró Sánchez en su comparecencia del martes: no contempla "de momento" grandes reformas de los actuales impuestos. Es más, quiere que el PP "arrime el hombre" de alguna forma en las negociaciones de las cuentas públicas. Casus belli para Podemos.

Y así, con Sánchez tensando al límite el acuerdo de gobierno de diciembre y Carmen Calvo mandatada para negociar ya sin líneas rojas con Cs, Iglesias y Montero han asumudo en esta última semana antes del parón político estival el humillante papel de jefes de la oposición interna. El vicepresidente tampoco tiene mucho más margen de maniobra. Y con otra cita con las urnas, las catalanas, en el horizonte.

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