Urkullu sigue incapaz, seis meses después, de rescatar a Joaquín y Alberto
Las hojas del calendario siguen cayendo para los familiares de los dos desaparecidos en la tragedia del vertedero. Medio año de fracaso de los gobiernos de Madrid y Vitoria.
Este jueves se cumplen 6 meses de una tragedia convertida en vergüenza nacional. Y con la más absoluta indiferencia del Gobierno de España y la pasividad del Ejecutivo vasco. Joaquín Beltrán y Alberto Sololuze siguen sepultados entre toneladas de escombros tóxicos sin que el gobierno del lendakari Íñigo Urkullu sea capaz de finalizar unas interminables labores de rescate.
Y sin que en La Moncloa nadie haya movido un solo dedo para interesarse por la tragedia de dos familias y de todo un pueblo, el vizcaíno de Zaldivar.
Era un jueves 6 de febrero a las cuatro de la tarde cuando Joaquín y Alberto fueron engullidos por toneladas de residuos tóxicos, ahora se sabe que muchos de ellos vertidos de forma ilegal por la empresa Verter Recycling.
Medio año después, las únicas novedades son que un juez ha imputado a tres responsables de la empresa por homicidio imprudente y que la Comisión Europea investiga una posible negligencia del Gobierno Vasco.
Sin embargo, en las laderas del vertedero, las maquinas excavadoras y los técnicos y expertos de la Ertzaintza siguen naufragando en la búsqueda de Beltrán y Sololuze. El PNV sigue considerando innecesarios los recursos de la Unidad Militar de Emergencias y ni un solo miembro del gobierno de Pedro Sánchez se ha dignado a acercarse al lugar de la tregedia en estos 182 días de angustia e infamia.
Carteles como estos llenan las paredes de las calles de Zaldivar y de las localidades aledañas.
En clave política, ningún dirigente ha asumido responsabilidades políticas pese a que familiares y vecinos han señalado al consejero de Medio Ambiente, el socialista Iñaki Arriola.
Entre esos familiares ha indignado que la líder del PSE, Idoia Mendía, haya incluido a Arriola en el comité que negocia con el PNV la reedición del gobierno de coalición. Incluso se maneja la posibilidad de que el responsable político de este esperpento revalide su cargo de consejero para cuatro años más.
Y, mientras, en Zaldivar se sigue esperando la visita de la vicepresidenta del Gobierno para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, a uno de los escenarios que acoge una de las catástrofes medioambientales más graves de las últimas décadas.