La doble moral de Sánchez: puso a escurrir a Botella por irse de vacaciones
Sánchez vuelve a ser esclavo de sus palabras. Ahora se ha marchado de vacaciones a Lanzarote, después de que pusiera el grito en el cielo por un viaje de la entonces alcaldesa de Madrid.
La hemeroteca siempre es dura para Pedro Sánchez, ya que en numerosas ocasiones no se ha aplicado para sí lo que pide para los demás. Ocurrió con Ana Botella cuando era alcaldesa de Madrid y se marchó de vacaciones en plena crisis. Y entonces a Sánchez no le temblo el pulso a la hora de cargar contra ella por hacer exactamente lo mismo que él ha hecho ahora.
Todo ocurrió en el aciago mes de noviembre de 2012 cuando cinco chicas fallecieron en una macrofiesta de Halloween en el Madrid Arena, una instalación de propiedad municipal, a consecuencia de una avalancha provocada por el exceso de aforo y la alcaldesa se marchó a Portugal después de asegurarse que todos los papeles estaban en regla y de visitar en el hospital a las víctimas.
La marcha de Botella encendió a la oposición, e incluso la entonces Defensora del Pueblo, Soledad Becerril, llegó a asegurar que de haber estado en su lugar ella no se habría marchado, ya que, a su jucio, "un alcalde no tiene vacaciones".
Sánchez, que por aquellos entonces se encontraba ultimando los detalles de su polémica tesis que leería tan solo unos días después, se hizo eco de las palabras de Becerril, asegurando que era "de manual" que un cargo público esté en su lugar de trabajo cuando se desate una crisis sea cual sea.
Sin embargo, ahora, parece que todo ha cambiado, porque este mismo miércoles se ha trasladado con su familia de vacaciones, en medio de la mayor crisis sanitaria del siglo y con los datos económicos en caída libre.
Una crisis que deja un número de muertos aún sin cifrar, pero que se acerca a los 50.000, y que tiene una magnitud imposible de comparar con aquella tragedia que acabó con la vida de cinco chicas en una macrofiesta.
Un destino poco apropiado
Por si con esto no fuera suficiente, el lugar elegido por Sánchez no podría ser más inoportuno. Se ha trasladado a La Mareta, en Lanzarote, un lujoso recinto propiedad de Patrimonio Nacional después de que fuera regalada por el Rey Hussein de Jordania a Juan Carlos I en 1989.
Esta casa-palacio diseñada por el artista lanzaroteño César Manrique, ya fue utilizada por el propio Sánchez en sus vacaciones navideñas hace algunos años y nunca tuvo reparos en utilizarla.
De hecho, Sánchez nunca ha hecho ascos a las pertenencias del Estado que han sido conseguidas gracias a don Juan Carlos, a pesar de que ahora prefiere verle fuera de España.