Casado recupera el control de su grupo parlamentario y arrincona al aznarismo
Su movimiento días antes de que arranque un curso político crucial se resume en pocas palabras: el PP se parece cada vez más al que quiere Casado y menos al que le gustaría a Aznar.
"Nadie nos tiene que llevar a la moderación, porque siempre hemos estado en ella". Lo dijo Pablo Casado el 15 de julio en el último Comité Ejecutivo Nacional del PP del curso, justo después de la victoria arrolladora de Alberto Núñez Feijóo.
Un mes después, el presidente de los populares ha hecho un giro estratégico al centro del tablero político que vale más que mil palabras, con la destitución de Cayetana Álvarez de Toledo, su relevo por Cuca Gamarra y el ascenso de José Luis Martínez Almeida. Para el alcalde de Madrid Casado ha vuelto a crear un puesto que se extinguió con Esteban González Pons: el de portavoz nacional del partido.
A Casado le ha costado meses madurar la decisión de que su portavoz en el Congreso era, más que un verso suelto, una estrofa disonante. Sobre todo porque fue una apuesta suya, personal, contra viento y marea, y cesarla supone reconocer que se equivocó.
Ella, por su parte, dejó bien claro este lunes que no se considera en deuda con quien hace un año le dio galones con los que jamás, ni de lejos, soñó con Mariano Rajoy. Todo lo contrario: convocó a los periodistas a las puertas del Congreso para reprocharle a Casado que sienta que su libertad amenaza la autoridad de éste.
El movimiento del líder de la oposición días antes de que arranque un curso político crucial -la moción de censura será solo el inicio- se resume en pocas palabras: el PP se parece cada vez más al que quiere Casado y menos al que le gustaría a José María Aznar.
La hasta ahora portavoz del PP en el Congreso ha durado poco más de un año en el cargo.
El grupo parlamentario popular que hasta ahora dirigía Álvarez de Toledo se había convertido en el último refugio de FAES, a medida que el think tank del expresidente iba perdiendo influencia en el equipo de Pablo Casado.
Se vio claramente cuando este último prescindió de Javier Fernández Lasquetty como jefe de Gabinete y nombró en su lugar a Pablo Hispán (que había estado con Mariano Rajoy en La Moncloa) y también se desinflaron Rafa Rubio y Miguel Ángel Quintanilla, ambos de FAES, que habían sido inicialmente materia gris del presidente del PP e ideólogos de algunos de sus discursos (aunque Casado es muy dado a escribir sus propios discursos).
Sin embargo, los Alfredo Timermans y compañía encontraron cobijo en el equipo de Álvarez de Toledo. Hasta ahora.
No obstante, la "apuesta por la moderación frente a la radicalidad", como señaló esta última con sorna, no debe ser interpretada como una aproximación a Pedro Sánchez en la negociación de los Presupuestos, ni de lejos. Casado no quiere pactar con Sánchez, sino ganarle y sustituirle.
Con todo, el presidente del PP cree recuperar la autoridad que constantemente ponía en cuestión con sus declaraciones y hechos Álvarez de Toledo -así lo ve Casado-. Es también un aviso a cualquier dirigente del partido: la "insubordinación" tiene consecuencias.
Mención especial merece la carrera meteórica de Martínez Almeida. El líder de los populares maneja encuestas que sitúan al alcalde de Madrid como uno de los políticos del PP mejor valorados por su gestión en mitad de la crisis del coronavirus. Así pues, Casado quería darle más protagonismo, y se le ocurrió que la mejor forma era recuperar una figura, la del portavoz nacional, que con González Pons dio buenos resultados al PP.
Gamarra, por su parte, tiene la tarea de recuperar la tensión y el pulso en un grupo parlamentario que hasta ahora ha trabajado sin una dirección clara ni sintonía, pese a ser el epicentro de la labor de oposición (junto con los gobiernos regionales del PP). Es una dirigente afable, muy trabajadora a decir de sus compañeros, disciplinada y versátil.
Su puesto como vicesecretaria de Política Social del PP lo ocupará Ana Pastor, que ha sido casi todo en el partido y por quien Casado profesa un gran respeto y consideración.