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El plan de Podemos y el separatismo para minar la Corona y acabar con Felipe VI

Sánchez no alimenta el debate republicano pero tampoco lo entierra, consciente de que es un buen recurso para desviar la atención de los problemas reales que le acucian.

Gabriel Rufían, portavoz de ERC en el Congreso, y Pedro Sánchez.

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N.C.

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La cacería emprendida contra la Monarquía por parte del vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, y los demás miembros de Podemos del Gobierno de Pedro Sánchez no cesa. Inquietos como están por la imputación de la formación morada por financiación ilegal, ven en la crisis de la Casa Real una cortina de humo excelente para desviar la atención. Además, ahora se ven azuzados por uno de los principales socios independentistas del Ejecutivo central.

El líder de ERC y vicepresidente de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonés, formó parte en las últimas horas de un aquelarre virtual contra la Corona en el que también participó la presidenta de Adelante Andalucía en el Parlamento andaluz, Teresa Rodríguez, que delata un plan de mayor envergadura encabezado por Podemos en toda España.

Aragonés presionó al ala podemita del Gobierno, en los siguientes términos: "Si hay republicanos en el Gobierno se tiene que notar". Y también le lanzó este mensaje a Pedro Sánchez: "El PSOE muchas veces el 14 de abril cuelga banderas republicanas en Twitter, pero a principios de agosto protege la huida de Juan Carlos. Es a ellos a quienes debemos exigir responsabilidades".

Rodríguez habla de "complicidad" del PSOE con la Monarquía

Por su parte, para Rodríguez, que defendió la ofensiva republicana de Iglesias y los suyos , criticó la actitud del PSOE, "inamovible al blindaje y a la complicidad" de la Monarquía.

Los ataques de independentistas y morados van calando en la izquierda más radical, que comienza a movilizarse con el sueño de derrocar a Felipe VI e instaurar la III República. Así por ejemplo, una veintena de colectivos han convocado para el próximo jueves, en Gijón, una concentración contra una Monarquía española "obsoleta y corrupta".

Entretanto, el ala socialista del Gobierno de Sánchez sigue tratando de frenar, sin éxito, la pulsión rupturista de sus socios de Podemos. En este sentido, el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, ha recordado, durante una entrevista en la SER, que Juan Carlos I "no tiene ninguna causa abierta ni ningún señalamiento como investigado".

Pero lo dice con la boca pequeña. En Moncloa se dice una cosa pero se piensa, o se permite al menos, otra bien distinta. Todos los gestos de Sánchez desde su llegada al poder en 2018 han ido en la dirección de socavar la Corona, por acción u omisión.

Desde los meramente protocolarios, con sonoras invasiones incluso en una recepción del 12-O en el Palacio Real, hasta la presión para "exiliar" a don Juan Carlos; todo han sido menosprecios más y menos sutiles: inició su primera legislatura enviando a los Reyes a Cuba y la continuado hasta hoy permitiendo, por ejemplo, que su socio de Gobierno impulse una cacerolada contra don Felipe.

El debate republicano no está en la agenda oficial, pero el runrún sí aparece en un cajón preferente como debate tentador para desviar la atención sobre otros problemas si llegan las curvas. Y van a llegar. Podemos y el nacionalismo lo saben y alimentan el fuego ya de la mano: la cuestionable presencia de don Juan Carlos en los Emiratos Árabes, conocida este lunes, les da alas.