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Iglesias maniobra para evitar su comparecencia urgente por la Caja B de Podemos

El líder de Podemos está nervioso por todo lo que se le viene encima y trata de evitar que, en pleno mes de agosto, le llegue el primer macht ball en el propio Congreso.

Pablo Iglesias, en fecha reciente

Publicado por
Javier Rodriguez

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Pablo Iglesias lo ha intentado todo para desviar la atención de sus problemas judiciales: desde alentar un debate contra la Monarquía hasta magnificar un supuesto escrache sufrido cuando veraneaba con Irene Montero en Asturias del que, a día de hoy, no constan más imágenes que una pintada en la carretera.

Y no lo ha logrado. La Caja B de Podemos, las obras de su sede, la tarjeta SIM de Dina Bousselham o los sobresueldos, todo en formato de sospecha y presunción, pesan demasiado. Especialmente desde que el Tribunal de Cuentas diera peso a un posible delito de financiación irregular, con la extraña contabilidad electoral del partido y el incierto origen del crowfunding, y pidiera a la Justicia que actura.

El líder de Podemos sabe que, lance la bomba de humo que lance, nada le va a permitir esconderse ante la opinión pública y, tal vez, ante un tribunal. Pero quiere demorarlo todo lo que pueda, con sus abogados trabajando en jornadas intensivas, y evitarlo incluso en el Congreso, al menos a corto plazo.

En ese sentido, fuentes políticas confirman a ESdiario su intento para que, este mismo martes, la Diputación Permanente del Parlamento, que preside Meritxell Batet, rechace la comparecencia del líder de Podemos, reclamada por PP y Ciudadanos, y no tenga que dar explicaciones en breve con media España mirando.

Sería un contrasentido, cuando no un escándalo, que el mismo dirigente que impulsó la moción de censura contra Mariano Rajoy por ser un simple testigo en un caso local de 2003, se niegue ahora a intentar justificarse cuando, él sí, está acusado en nombre de su partido y por varios frentes.

El ardid de Iglesias no puede ser más endeble: intentar hacer ver que las polémicas de su partido no tienen nada que ver con su papel en el Gobierno como vicepresidente segundo, al objeto de boicotear una comparecencia que han reclamado desde la oposición hasta por dos vías: en el pleno del Congreso y en la Comisión de Calidad Democrática, si bien los letrados de las Cortes se inclinan por derivarla a la de Asuntos Sociales, de manera incomprensible.

La estrategia del bloqueo

O no tanto, porque precisamente es ahí donde reside el argumentario de Iglesias para, desde la mayoría que junto al PSOE y los independentistas mantiene, bloquear su intervención para hablar de los asuntos más oscuros que le afectan.

Fuentes parlamentarias dan por hecho a este periódico que el próximo martes, cuando se empiece decidir la agenda de comparecencias de Iglesias, el PSOE se pondrá de parte de su socio y, de hecho, se extienda ese bloqueo a casi todo lo que tenga que ver con el líder de Podemos. Aunque la imagen resultante sea insólita con el pasado reciente en la mano.

Al PP le hicieron plenos monográficos sobre la corrupción y se creó una Comisión Parlamentaria con el entusiástico apoyo de PSOE y Podemos en la que el propio Iglesias, por ejemplo, interrogó desde a José María Aznar hasta a Esperanza Aguirre, con Gabriel Rufián de ERC también muy activo en los interrogatorios.

Ahora se lucha como gato panza arriba para evitar esa imagen: desde el bloqueo parlamentario hasta la activación de la Fiscalía General para que presione a la Justicia y desatienda los requerimientos del Tribunal de Cuentas por una de las partes de las tramas de Podemos. ¿Lo lograrán?

Todo indica que sí, aunque la oposición tiene balas de plata con las preguntas en los plenos ordinarios y con una opción improbable pero no imposible: convencer al PNV, en el Senado, de que apoye comisiones de investigación en la Cámara Alta.

En la Mesa hay siete representantes, dos del PSOE y dos del PP: el representante peneuvista, Imanol Landa, desequilibra siempre el empate. Y aunque se alinea con el PSOE casi el 100% de las ocasiones, ya ha coqueteado con romper esa mayoría en el pasado reciente para intentar obligar al propio Pedro Sánchez a comparecer en la Comisión de Comunidades Autónomas.