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Sánchez impone al PSOE el apoyo cerrado a Iglesias en sus escándalos

La decisión del presidente de no apoyar la comparecencia de su socio de gobierno en el Congreso para explicar las cuentas de Podemos ha dividido y tensionado al PSOE.

Los vicepresidentes Calvo e Iglesias en la bancada del Gobierno en el Congreso.

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El curso político no ha hecho más que empezar y al Gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias ya se le presenta la primera prueba para calibrar el estado de la coalición.

La Diputación Permanente del Congreso (el órgano que sustituye al Pleno fuera de los periodos ordinarios de sesiones) debate y vota este martes la solicitud de comparecencia de Pablo Iglesias presentada por el PP y Ciudadanos, a propósito de la supuesta Caja B de Podemos.

A este respecto cabe recordar que el viernes se supo que el fiscal del Tribunal de Cuentas apreciaba indicios de posible delito en las cuentas de la formación de las elecciones generales de abril de 2019.

Salvo sorpresa inesperada, el PSOE no apoyará dicha comparecencia parlamentaria del vicepresidente segundo, que éste se tomaría como un ataque personal. Dicen en Podemos que esta petición se fundamenta en "rumores" y solo busca desgastarle.

Aun así, el asunto ha provocado marejada en el socialismo, tanto entre los ministros del PSOE como entre los diputados del grupo parlamentario que comanda Adriana Lastra.

Algunos en el PSOE cree que la coalición de Gobierno no implica "sacar las castañas del fuego" a Podemos en un asunto que se circunscribe a sus actividades como partido, y no a su acción ejecutiva desde el Consejo de Ministros.

Entre ellos está la ministra de Defensa, Margarita Robles, que en una entrevista en la SER apostó por la "transparencia" y el "control parlamentario" siempre, mostrándose así implícitamente favorable a la comparecencia de Iglesias.

Margarita Robles, la ministra que peor se lleva con Podemos.

Una opinión que no gustó nada a Irene Montero, que replicó haciendo mención a su línea directa -y la de su pareja, Iglesias- con Sánchez: "Lo que tenga que decirle (a Robles) se lo diré en privado a ella o al presidente", señaló.

Con la opinión de Robles seguramente contaba Podemos, pero probablemente no con las declaraciones que horas después hizo la vicepresidenta primera, Carmen Calvo. Ésta abogó por "distinguir los espacios de gobierno de los espacios de partido", marcando así una línea divisoria con Podemos.

Aunque también añadió que serán los órganos parlamentarios los que decidan, en alusión a la Diputación Permanente. En cualquier caso, ni siquiera con la ayuda del PSOE tiene Pablo Iglesias garantizado poder escaparse de ésta: depende de la postura que adopten independentistas y nacionalistas. No obstante el vicepresidente segundo confía en ERC y Bildu.

Sea como fuere, el debate está servido en el socialismo, porque el PP ha encontrado en las finanzas de Podemos un punto débil de la coalición de Gobierno y va a seguir insistiendo. De hecho los de Pablo Casado también presentaron el viernes en el Congreso una solicitud para crear una comisión de investigación acerca de las cuentas del partido morado, después de saberse que el fiscal del Tribunal de Cuentas apreciaba indicios de delito electoral.

Es decir, que después de la votación de este martes vendrán más, bien en la Mesa del Congreso (donde el PSOE y Unidas Podemos suman mayoría suficiente), bien en comisión o en pleno. Para Sánchez, mantener el nivel de confianza y colaboración adquirido en estos meses con Iglesias es vital, consciente de que se avecinan tiempos difíciles en la negociación de los Presupuestos.

Otra cosa es que en su Gobierno y en su partido no todos estén de acuerdo con que el precio a pagar sea que el PSOE aguante una vela que es en exclusiva de Podemos.

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