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Marlaska se cruza de brazos ante el aquelarre abertzale contra la Guardia Civil

El ministro del Interior permanece ausente mientras Casado pide la aplicación de un "155" al Ayuntamiento de Alsasua por su complicidad. La tensión está servida en la localidad navarra.

El ministro Grande-Marlaska.

Publicado por
M. Blasco

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Ni una palabra, ni un gesto. Nada. Fernando Grande-Marlaska permaneció este viernes impasible mientras la izquierda abertzale ultima los preparativos de su Ospa Eguna en Alsasua, que las asociaciones de la Guardia Civil consideran claramente un "delito de odio".

La Audiencia Nacional consideró que "no ha lugar a prohibir" el acto, toda vez que es imposible acreditar que este sábado en la localidad navarra se va a cometer un delito de enaltecimiento del terrorismo, lo que podría motivar su suspensión cautelar.

El cartel anunciador.

No obstante el juez pidió que la Consejería de Interior del Gobierno de Navarra, el Cuerpo Nacional de Policía y Guardia Civil traten por todos los medios de evitar que se produzcan manifestaciones constitutivas de tal delito o de humillación de las víctimas.

"Así lo haremos", contestó Javier Rremírez, el vicepresidente primero y consejero de Presidencia, Igualdad, Función Pública e Interior de la socialista María Chivite, presidenta gracias a la colaboración de Bildu.

El ministro del Interior, de quien dependen la Policía y la Guardia Civil, ni siquiera eso. El delegado del Gobierno en la Comunidad Foral, José Luis Arasti, tampoco.

Entretanto, Pablo Casado instó al Gobierno a disolver el Ayuntamiento de Alsasua si su alcalde, Javier Ollo (de Geroa Bai, la marca navarra del PNV) no impide las ofensas a la Guardia Civil que no cabe duda de que se van a producir. Entre otras cosas porque la concentración lleva por lema Vosotros sois el virus, en alusión a la Benemérita.

El líder del PP invocó el artículo 61 de la Ley de Bases de Régimen Local" frente a la complicidad municipal con los violentos". Éste regula la disolución de los órganos de las corporaciones locales en el supuesto de "gestión gravemente dañosa para los intereses generales que suponga incumplimiento de sus obligaciones constitucionales". Es decir, una especie de 155 municipal.

"Los radicales de siempre intentan imponer lo que sobra en esta comunidad que es seguir inoculando el odio a todos aquellos representan a España, por eso son perseguidos y porque no piensan como ellos", lamentó asimismo el portavoz de Navarra Suma, Javier Esparza.

Y Vox, por su parte, registró varias preguntas en el Congreso preguntando por qué la Delegación del Gobierno en Navarra no ha prohibido el Ospa Eguna, sabiendo de antemano -por lo sucedido en años anteriores- que se celebra para "injuriar gravemente, ridiculizar, desprestigiar, acosar y generar un ambiente de presión sobre los miembros de la Guardia Civil, al considerarles 'una fuerza de ocupación del Estado español'".

Además, Hazte Oír envió al presidente de la Audiencia Nacional, José Ramón Navarro, 23.000 firmas solicitando la prohibición del acto, pero tampoco han servido.