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Celáa impulsa a escondidas el aprobado "general" por el miedo a la pandemia

Cada Comunidad podrá decidir cómo se evalúa a los alumnos y con cuántos suspensos se les dan los títulos, abriendo una competencia regional con agravios según el territorio.

Isabel Celáa, ministra de Educación

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Yolanda Lorenzo

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El "aprobado general" este curso está más fácil que nunca. Aunque no lo llame técnicamente así, el BOE publica este miércoles un decreto del Ministerio de Educación que consagra, en tiempos de pandemia, esa posibilidad: no habrá límites de suspensos para pasar de curso, yo todo dependerá de cómo quieran aplicar la norma las Comunidades Autónomas.

El temor a que el coronavirus suspenda clases, de manera estable o temporal, y la insuficiente preparación del sistema para atender telemáticamente a los alumnos; está detrás de una medida excepcional con la que Isabel Celáa pretende, según explican a ESdiario en su entorno, no volver a pasar los apuros del curso pasado, cuando la llegada de la pandemia convirtió en un infierno la gestión de clases, exámenes y saltos de curso.

Si cada Comunidad decide cómo se evalúa a los alumnos, el agravio entre exigentes y permisivos va a ser enorme

Con esta norma, se permitirá literalmente a las regiones adaptar los criterios de "evaluación" a su libre albedrío, con una instrucción en ese sentido que no deja lugar a la duda y aparece ya publicado de manera oficial en la página 82212 del BOE correspondiente al miércoles 30 de septiembre:

"Se otorga el carácter de orientativos a los estándares de aprendizaje evaluables. Se autoriza también la modificación de los criterios de evaluación y promoción para todos los cursos de educación primaria, secundaria obligatoria, bachillerato, y formación profesional, así como los criterios para la obtención del título de graduado en Educación Secundaria Obligatoria, el título de Bachiller, y las titulaciones correspondientes a la formación profesional".

Es la misma norma que consentirá la incorporación de profesores y maestros según necesidades, sin seguir los procedimientos habituales de contratación, muy reglados en el ámbito público y más flexibles en el concertado o privado.

La decisión de impulsar el "aprobado general" con otras palabras intenta, en realidad, conceder a las regiones y luego a los equipos docentes compensar las notas bajas que pudieran sacar los alumnos en los exámenes tradicionales con mejores puntuaciones por otros rendimientos más subjetivos: el trabajo en equipo, la participación y valores que de algún modo entreguen una excusa para que las calificaciones mejoren.

Un riesgo en toda España

En todo caso, es una medida a la desesperada que avala un riesgo para el sistema educativo: los alumnos pueden encontrarse con títulos similares aunque el esfuerzo sea muy desigual, pues todo dependerá de la exigencia que quiera poner cada Comunidad Autónoma.

Un alumno de Madrid, donde sus autoridades educativas explican a este periódico que no son partidarios de regalar nada; puede quedarse sin el título de Bachillerato o no pasar de curso pese a tener mejores notas que otro de Extremadura, por poner un ejemplo, si allí se rebajan las exigencias.

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