El Rey vive su peor momento en el aniversario del discurso que le hizo triunfar
Tercer aniversario del mítico mensaje del Rey que arrasó en Cataluña con tres millones de catalanes viéndolo en directo. Pese al éxito, Felipe VI es ahora oscurecido por el propio Gobierno.
Casi tres millones de catalanes se pusieron delante de la televisión hace tres años ahora, un 3 de octubre de 2017, para escuchar el mensaje de Felipe VI solo dos días después de que la Generalitat organizara un referéndum ilegal para consolidar la independencia unilateral declarada por el Parlamento catalán y suspendida al minuto siguiente.
Fue el bautizo de fuego del Rey, su particular 23-F para ganarse el puesto como su padre hiciera en 1981 frenando el Golpe de Estado encarnado en la figura de Tejero gritando "todo el mundo al suelo" en el Congreso de los Diputados, en el que solo resistieron en pie, desafiantes, el presidente Adolfo Suárez y el General Gutiérrez Mellado.
Aquel día de hace tres años, en todo el país se acercaron a esta 'Nochebuena' adelantada 12.5 millones de ciudadanos, lo que aún da más valor al abrumador éxito del mensaje real en la Cataluña que, según los soberanistas, no tiene defensores de la unidad de España: el 25% de todos los espectadores que tuvo el mensaje de don Felipe estuvieron en Barcelona, Tarragona, Lleida o Girona.
El Rey cosechó en Cataluña el 25% de la audiencia total de España con su discurso histórico del 3-O, hoy enterrado
La audiencia del Rey no fue ni casual ni pasajera: por mucho boicot que, desde hace lustros, el secesionismo haga de todo lo que le huela a España; el catalán medio se acerca de forma multitudinaria y doméstica al país que le niegan sus autoridades.
Un dato lo atestigua: la final de la Eurocopa de 2012, entre España e Italia, fue el programa más visto de la historia televisiva de Cataluña, por mucho que dirigentes como Ada Colau hicieran lo imposible para evitar la instalación de pantallas gigantes en Barcelona. Pues bien, el discurso de un Rey hoy ninguneado por el Gobierno, superó en audiencia a aquel hito de los Iniesta, Casillas y compañía.
La Constitución más votada
La intervención del Rey en la que defendió con energía la unidad de España, que el entonces presidente Rajoy reclamó y el entonces aspirante Sánchez no criticó; confirma la tendencia de Cataluña a acercarse a la Carta Magna y a España cuando la asfixiante atmósfera del separatismo no lo puede evitar.
Otro dato histórico lo confirma: la actual Constitución tuvo en Cataluña un porcentaje mayor de refrendo en referéndum que el de Madrid, sobrepasando incluso a Madrid. Eso le ha granjeado al Monarca el odio eterno del independentismo, que en combinación con Podemos lleva semanas desatando una ofensiva contra la Corona que Sánchez no ha sabido o querido frenar. Un mensaje de Gabriel Rufián en las últimas horas lo resume todo:
Contra el Rey
Pasado ese tiempo, es más fácil encontrar ataques a la Casa Real que semblanzas del hito que, probablemente, frenó más el desafío separatista y activó los recursos del Estado de Derecho, culminados con una sentencia por sedición del Tribunal Supremo a todos los políticos insurgentes, con Oriol Junqueras a la cabeza; y con la fuga de Puigdemont.
Desde entonces, el aislamiento de la Corona ha sido progresivo, y por primera vez procede del propio Gobierno: Sánchez no ha salido en su defensa públicamente nunca desde que, a los desprecios soberanistas, se le sumaran los del vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, y los de los ministros Alberto Garzón y Manuel Castells.
Contra el Rey
Al contrario, los problemas de Juan Carlos I, en un "exilio" oficioso por imposición de Moncloa aceptada por Zarzuela, han servido de plataforma para aumentar la presión a la Corona, discutida como nunca desde 1978. Si hace tres años don Felipe se granjeó sus mayores cuotas de popularidad con aquella intervención; 36 meses después el proscrito parece él.
"No nos hagan nuestro trabajo", sentenció Iglesias esta semana en el Congreso en referencia a las palabras del PP en defensa del Monarca que, a juicio del líder de Podemos, colocaban a don Felipe en la "derecha" y legitimaban la apuesta republicana. Hubo silencio en la Casa Real, como lo ha habido desde el 3-O de 2017, del que ahora se alcanza un cumpleaños gris y otoñal que entonces nadie presagiaba.