¿Y si Rafa Nadal fuera presidente de una España al borde del match ball?
El gran deportista es una leyenda que salta de disciplina en tiempos de crisis política. Algo que ya ha pasado en Italia, Grecia, Ucrania o los Estados Unidos.
¿Y si Rafa Nadal fuera presidente? La pregunta, que se han hecho distintos analistas en periódicos como La Razón, o que ha inspirado una recogida de firmas en la plataforma change.org; resucita a cada éxito del mejor deportista español de todos los tiempos.
Es un fenómeno cada vez más habitual en las sociedades modernas, donde la desconfianza hacia la política tradicional evoluciona hacia el auge del populismo, en los peores casos, o en la búsqueda de celebridades incontestables y queridos, de quienes se espera el imposible de que trasladen al conjunto de sus países el éxito individual que tienen: desde el rapero Kanye West hasta el Vlodimir Zelensky, actual presidente de Ucrania tras actuar como tal en una serie de ficción.
Un simple juego
En el caso de Nadal, no deja de ser un juego que responde al afecto y respeto que despierta, pues él jamás ha coqueteado siquiera con esa idea: todo lo más, no ha hecho ascos a presidir "algún día" el club de sus amores, el Real Madrid.
Pero algunos sí se han tomado más en serio especular o jugar con esa idea, que no es otra que la de contar con expertos en distintas áreas para participar en un Gobierno nacional centrado en superar la crisis, algo que Italia experimenta cíclicamente desde los tiempos de Mario Monti y que en España, todo lo más, impulsó hace años una idea frustrada de un "Gobierno de concentración" de PP y PSOE presidido por Alberto Ruiz Gallardón.
Lo más parecido a una propuesta firme, pero ajena a todos los protagonistas, es un elaborado artículo publicado ya hace meses que cíclicamente resucita cuando una gloria nacional consigue una gesta o, simplemente, cuando aprieta la crisis. Justo lo que pasa ahora, con los dos ingredientes a la vez.
El texto lo escribió el analista Manuel del Pozo en Expansión antes del verano, pero ahora ha revivido tras la nueva victoria del tenista en Roland Garros: en él plantea un Gobierno ideal, en estos momentos dramáticos, para sacar adelante el país desde la experiencia contrastada de sus miembros.
Al frente situaría a Pablo Isla, CEO de Inditex, el imperio internacional del gallego Amancio Ortega, patrón de Zara y de todas las marcas de su corporación. "Es el directivo español más prestigioso del mundo, tras haber conseguido convertir a Inditex en el gran referente del comercio textil con más de 7.000 tiendas en 100 países. Isla es, además, un ejecutivo muy respetado en Europa y mantiene buenas relaciones con Merkel y Macron", explica.
Más glorias
Lo curioso es que entre los seleccionados, para celebración en las redes sociales, aparece el considerado mejor deportista español de todos los tiempos, el manacorí Rafa Nadal, y no precisamente como Ministro de Cultura y Deportes, un puesto que reserva para otra gloria, el baloncestista Paul Gasol.
En Grecia, Italia o Estados Unidos se cuenta con celebridades externas; pero en España su salto suele ser traumático
Al tenista le reserva, nada menos, la cartera de Asuntos Exteriores, dadas sus buenas relaciones internacionales y el prestigio que sin duda tiene en cualquier punto del globo. Junto a él, aparecen otros nombres muy potentes.
Ana Botín, presidenta del Banco Santander, sería la ministra de Economía. Juan Roig, propietario de Mercado, ejercería de ministro de Trabajo y emprendimiento. Y, entre otros, el jurista Antonio Garrigues de responsable de Justicia.
No deja de ser un experimento teórico, imposible de aplicar salvo que cualquiera de ellos "fichara" por el partido, siguiendo en la realidad la estela de otros independientes con prestigio en sus áreas que, la verdad, no lo han tenido sencillo al dar el salto político: desde Ángel Gabilondo hasta Margarita Robles, por citar dos políticos en activo sin militancia oficial, no lo han tenido sencillo.
Grecia ficha al "Nadal" económico
Tampoco deportistas de primera línea que aceptaron responsabilidades políticas, casos de Colomán Trabado, Theresa Zabell o Ruth Beitia. Quizá por eso Rafa Nadal, al margen de estimular ensoñaciones sobre una política más razonable, jamás ha pensado en otra cosa que seguir sumando títulos.
Aunque la idea ronda siempre, y el último ejemplo lo evidencia: Grecia ha elegido a un Premio Nobel y profesor de la London School of Economics, donde oficia el eurodiputado de Cs Luis Garicano, como presidente de la Comisión que gestionará los fondos europeos a recibir por el país heleno. Tan celebrado ha sido su fichaje que la entidad incluso llevará su nombre: Cristofos Pissaridis.