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El laberinto de Casado: Sánchez quiere que se abstenga y Abascal que vote "no"

El líder del PP se ha convertido en protagonista involuntario de la moción de censura de Vox. En los últimos días ha consultado con muchos dirigentes: son mayoría los partidarios del "no".

Casado y García Egea este lunes en el comité de dirección del PP.

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La moción de censura de Vox llega a debate en el Congreso en un momento en el que la ciudadanía, al menos en su conjunto, está más preocupada por la crisis sanitaria que por las cuitas entre partidos. De hecho en el CIS publicado la semana pasada uno de cada cuatro encuestados situaba el coronavirus como el principal problema.

"No me importa nada la moción de censura de Vox", señaló este lunes Pablo Casado restando toda importancia a la maniobra política y parlamentaria de los de Santiago Abascal. Pero la cuestión es que todas las miradas están puestas en él, que no tiene nada que ganar y sí que perder.

Por enésima vez, el líder de los populares se negó a aclarar en rueda de prensa qué votará la bancada del PP, si se abstendrá o dirá "no" (el 'sí' lo descartó en julio). En los últimos días Casado ha consultado con muchos dirigentes de su partido, donde los partidarios del "no" , abanderados por Teorodo García Egea, han ido ganando adeptos y son mayoría. No solo entre los presidentes regionales, también en la dirección nacional.

Y la sensación a estas alturas es que finalmente el líder de la oposición decantará la balanza hacia el "no" con un argumento que este lunes dio su portavoz nacional, José Luis Martínez Almeida, el también alcalde de Madrid: "Es un profundo error (...). No va a arreglar ni un solo problema de los gravísimos que tiene España, incluso los puede agudizar".

Ése y que, como repiten los populares que apuestan por el "no", ha llegado el momento de demostrar que el PP es el partido alfa del centro derecha y que solo él es la alternativa a Pedro Sánchez. Además -arguyen-, sin elecciones a la vista el efecto que pueda tener un "no" en el electorado más aguerrido no tardará en diluirse.

Abascal, Espinosa de los Monteros y Garriga.

También en Vox y en el PSOE han percibido las señales que llegan desde Génova 13. A Abascal le interesa que Casado vote en contra antes que tenerlo de su parte en una especie de abstención colaborativa. Así a Vox le será más fácil mantener el argumentario que verbalizó este lunes la secretaria general de su grupo parlamentario, Macarena Olona: "Todo lo que no sea un 'sí' a la moción de censura es un 'sí' al Gobierno socialcomunista".

Y a Pedro Sánchez, por contra, le interesa que el PP se abstenga para seguir ubicándolo en la famosa foto de Colón. Pero tanto en La Moncloa como en Ferraz se barruntan que Casado votará "no", y de ahí la jugada de manual que este lunes puso en práctica el secretario general del PSOE, José Luis Ábalos.

Éste pidió encarecidamente a Casado que vote en contra, precisamente para generar en el presidente del PP el efecto contrario: empujarle a la abstención. "Pedimos a Casado que sea valiente y que vote 'no' a la moción de Vox. Necesitamos una derecha moderada para llegar a acuerdos para la reconstrucción. La democracia española no puede permitirse el lujo de una derecha a merced de la ultraderecha", afirmó Ábalos durante su puesta en escena.

Él mismo fue el encargado de confirmar que el presidente del Gobierno intervendrá en el debate del miércoles para replicar al candidato propuesto en la moción, Abascal. No podía ser de otra forma, puesto que Sánchez se frota las manos con esta moción de censura, habida cuenta de que la polarización siempre le ha dado buen resultado.

"Es una oportunidad para confrontar alternativas, la de la ultraderecha y la de un Gobierno democrático", describió este lunes Ábalos. Casado, por su parte, intentará confrontar directamente con Sánchez, aunque el suyo es el papel más difícil del debate del miércoles.