El asalto de Sánchez al CGPJ parte el Gobierno: Iglesias se niega a quedar fuera
La vicepresidenta económica, que conoce perfectamente los entresijos de Europa, está horrorizada con las consecuencias. El presidente ya no sabe qué hacer para volver a sentarse con el PP.
El paso de las horas está demostrando que Pedro Sánchez no midió bien las consecuencias cuando dio la orden de rebajar las mayorías para elegir a los miembros del CGPJ. Una reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial (vía proposición de ley) que le recriminó la Comisión Europea con inusitada dureza y rapidez por ser de dudosa constitucionalidad.
De hecho, una las personas que mejor conoce en el Gobierno los entresijos de Europa, la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, ha advertido a Sánchez que Bruselas no va de farol cuando vincula los fondos europeos a que el presidente del Gobierno retire esta reforma.
Además, consciente de la gravedad de la situación, Calviño instó este lunes a Pablo Casado a retomar el diálogo para "garantizar un entorno de trabajo constructivo". En román paladino, que con esta reforma encima de la mesa los fondos europeos peligran.
Sánchez, sin embargo, se enfrenta a varios escollos para que esta modificación duerma el sueño de los justos. Otro de sus vicepresidentes, Pablo Iglesias, que siempre ha pretendido controlar a los jueces -y más ahora que siente muy cerca su aliento-, no quiere retirar la reforma y además aparecer como el "apestado" en las negociaciones.
Precisamente una de las tres condiciones que pone el PP de Pablo Casado para retomar formalmente los contactos es que no haya ninguna negociación, ni siquiera indirecta, con Unidas Podemos.
El Gobierno quiere salvar ese escollo sentándose sólo con el PP, pero ofreciendo después a Iglesias alguno de los vocales que le corresponderían. Ante lo que se avecina, José Luis Abalos se dedicó este lunes a dar cariño a Iglesias advirtiendo de que no se puede "proscribir" a Unidas Podemos de las negociaciones y arremetiendo duramente contra Casado. No obstante vaticinó que, fracasada la moción de censura, el líder de los populares se avendrá a negociar.
Los tres ministros jueces tampoco se encuentran especialmente cómodos con esta reforma. Es precisamente al que menos parece contrariarle, al titular de Justicia, Juan Carlos Campo, el que mantiene abiertos los puentes con su homólogo en el Partido Popular, Enrique López.
Si el PP lo pusiera muy difícil, a Sánchez siempre le quedaría la opción de hibernar la proposición de ley en el registro del Congreso y no llevarla a Pleno. Más por obligación, por los fondos europeos, que por convicción.