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Pedro Sánchez intenta poner la soga de Vox al cuello de Pablo Casado sin éxito

El presidente del Gobierno y el de Vox, desde sus posiciones políticas, dejaron un amplio espacio en el centro derecha. En la primera sesión lo ocupó Arrimadas. Este jueves, Casado.

Pedro Sánchez y Santiago Abascal durante la primera jornada de la moción de censura.

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"Estamos los mismos que en enero, es que esto no ha cambiado", le recordó el portavoz de Navarra Suma (la coalición entre UPN, el PP y Cs en la Comunidad Foral), Carlos García Adanero, a Santiago Abascal al poco de comenzar la sesión de tarde del debate.

García Adanero votó en contra de la investidura de Pedro Sánchez en enero y este jueves votará en contra de la moción de censura de Vox. Lo contó él mismo en la tribuna. Y acto seguido le pidió a Abascal que cuando lo haga no se le ocurra colocarle en el supuesto bando de Bildu, que también votará en contra. "Eso no se lo consiento".

Pedro Sánchez soñaba con que este debate sirviera para reeditar la famosa foto de Colón, que según ha contado Iván Redondo muchas veces en privado fue el detonante del adelanto electoral de abril de 2019. Santiago Abascal soñaba con retratar al lado del "Gobierno socialcomunista" a todo el que no vote sí. Y ni uno ni otro consiguieron ese objetivo.

Ambos, desde sus trincheras políticas e ideológicas, dejaron un amplio espacio en el centro derecha precisamente el día en que España superaba el listón del millón de contagiados. Un espacio que este miércoles ocuparon el propio García Adanero, Isidro Martínez Oblanca (de Foro Asturias) y sobre todo Inés Arrimadas.

Inés Arrimadas durante su debate con Santiago Abascal, de guante blanco.

La suya, la de la líder de Ciudadanos, fue una intervención destinada a abrir los ojos del electorado del centro derecha que no entiende que Cs y sobre todo el PP hayan dejado a Vox solo en esto. "La confrontación es la gasolina de este Gobierno", advirtió. "Estos señores del Gobierno tienen mayoría para estar tres años más. Ni con mociones de censura ni con estados de alarma van a tumbar a este Gobierno", explicó dirigiéndose a Abascal.

El tú a tú que mantuvieron los líderes de Vox y de Cs fue un remanso de paz en mitad de la tormenta y la crispación reinantes. "Sánchez e Iglesias necesitan partir por la mitad este hemiciclo", insistió la presidenta de Ciudadanos.

A lo que él replicó: "¿Usted favoreció al señor Torra por presentar una moción de censura en Cataluña? Yo creo que no".

Este jueves Pablo Casado hará un alegato contrario a la moción de censura no muy distinto al de Arrimadas. Pondrá de manifiesto la inutilidad de la moción de censura aunque haya muchos motivos para censurar al Ejecutivo de Pedro Sánchez y de Pablo Iglesias, le recordará a Vox que debieron pactar antes de acudir a las urnas porque ahora ya no tiene remedio y se reafirmará como líder de la oposición.

Este miércoles había optimismo y alivio en la bancada del PP. A priori Casado lo tenía todo para ser el gran pagano de esta quinta moción de censura de la democracia, pero los populares creen que el discurso "escorado" y "falto de un programa de gobierno alternativo" de Abascal se lo ha puesto más fácil de lo que pensaban.

Tendrá enfrente al vicepresidente Iglesias, puesto que Sánchez y él decidieron repartirse el protagonismo de ambas jornadas.

Aunque en la primera el socialista no consiguiera reeditar la foto de Colón en el hemiciclo, ni de lejos, si reeditó otra: la de la investidura, pero ampliada incluso a la CUP.

Durante el receso para comer se hizo público un manifiesto contra la "extrema derecha" que retrató juntos, una vez más, al PSOE y a Bildu (también a Unidas Podemos, ERC, el PNV, JxCat, Más País, Compromís y el BNG).

Tal vez habría sido un buen golpe de efecto contra Vox de no ser porque minutos después Abascal subió a la tribuna a leer los nombres de los 853 españoles asesinados por ETA -Bildu, socio de Sánchez, jamás ha condenado un solo atentado-, y se hizo el silencio. Por primera y única vez en toda la sesión.

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