Sanidad excluye a Simón del equipo europeo negociador de la compra de vacunas
España quedó rezagada en la adquisición de material de protección al comienzo de la pandemia, pero esta vez no le pasará. No es que haya aprendido, sino que la UE lleva la batuta.
La buena nueva anunciada por la farmacéutica Pfizer sobre los ensayos de su vacuna contra el coronavirus fue recibida en todo el mundo con una explosión de optimismo que se tradujo en fuertes subidas en las Bolsas.
Casi a la par, el ministro Salvador Illa hacía un llamamiento a través de Twitter, insistiendo en la necesidad de "un reparto -de dosis- equitativo entre países". Ello tras presidir en el Ministerio de Sanidad una reunión de seguimiento de los proyectos de vacunas en la que también participó el ministro Pedro Duque.
En el inicio de la pandemia España se quedó rezagada en la compra de material de protección, y muchos sanitarios lo pagaron con su vida o -en el mejor de los casos- su salud. Esta vez la UE irá a una para asegurar que la población europea tiene acceso por igual a la vacuna; independientemente de la pericia negociadora y los colores de cada Gobierno.
Para ello, la Comisión Europea creó en junio un comité de dirección encargado de negociar con las farmacéuticas por anticipado la compra de futuras vacunas. Y sobre todo de hacerlo con una única voz. El Gobierno de Pedro Sánchez ni ha sentado en ese comité ni piensa hacerlo ahora a Fernando Simón, sobre el que hasta ahora ha pivotado toda la estrategia del Ejecutivo en el combate contra el coronavirus. No cree que ahí pueda aportar.
En ese equipo europeo que tiene representantes de todos los países miembros está, por contra, la directora de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, María Jesús Lamas. Y, con ella, César Hernández, el jefe del departamento de Medicamentos de Uso Humano de la Agencia.
La directora de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, María Jesús Lamas.
La Comisión Europea suscribió a principios de septiembre un acuerdo preeliminar con Pfizer y BioNTech para la compra de 200 millones de dosis de la vacuna que este lunes trajo la esperanza al planeta. A ellas se sumarían 100 millones más después. Se desconoce por cuánto dinero porque es confidencial.
La población de la UE se sitúa actualmente en 446 millones de habitantes, así que habrá que priorizar. A mediados de octubre, el organismo que preside Ursula von der Leyen emitió una comunicación a los veintisiete, ante las buenas perspectivas de varios ensayos clínicos.
En la misma, la Comisión pone las primeras normas: "Todos los estados miembros tendrán acceso a las vacunas contra la COVID-19 al mismo tiempo en función del tamaño de su población. El número total de dosis de vacunas se verá limitado durante las fases iniciales de despliegue y antes de que pueda incrementarse la producción".
Asimismo sitúa como los primeros de la lista a: los trabajadores de los centros de asistencia sanitaria y de cuidados de larga duración; las personas mayores de 60 años; las personas que por su estado de salud se encuentran en situación de especial riesgo; los trabajadores esenciales; las personas que no pueden distanciarse socialmente; y los grupos más desfavorecidos social y económicamente.
El de Pfizer no es el único contrato que tiene apalabrado la UE con farmacéuticas en fase de ensayos clínicos. La Comisión ha echado mano de los 2.700 millones de euros del llamado Instrumento de Asistencia Urgente para financiar compromisos anticipados con: AstraZeneca, por valor de 300 millones de dosis de vacunas si su fórmula llega a buen puerto; Sanofi, también por 300 millones de dosis; Curevac, por 225 millones; Moderna, por 80 millones; y Johnson & Johnson, por 200 millones de dosis.
Sobre esta última (a través de la filial belga Janssen) se está llevando a cabo un ensayo clínico desde septiembre en el que participan voluntarios españoles, como también alemanes y holandeses.