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Históricos del PSOE buscan un líder joven que dirija la revuelta contra Sánchez

Los movimientos han empezado. Quieren organizarse y dar la batalla a partir de Navidad frente a un presidente "blindado" -dicen-, con unos barones que sólo "amagan" y unos diputados afines.

Pedro Sánchez, este viernes en Navarra.

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Saben que es una batalla digna de David frente a Goliat pero algo se empieza a mover entre los dirigentes históricos del socialismo para tratar de hacer frente a la "traición" de Pedro Sánchez a las esencias del PSOE: el acuerdo con EH Bildu para sacar adelante unos Presupuestos que blinden su legislatura.

Estos veteranos socialistas comienzan poco a poco y con pies de plomo a organizarse, y aunque no quieren hablar todavía de nombres, se han fijado como primer objetivo buscar a un dirigente joven, con proyección de futuro y que se atreva a dar el paso de liderar el descontento creciente contra Sánchez.

Creen que ésta es la única vía para tratar de frenar a un presidente del Gobierno que ha demostrado no tener líneas rojas con tal de permanecer en Moncloa.

De hecho la iniciativa surgió a raíz del manifiesto que los dirigentes socialistas Antonio Miguel Carmona y Zenón Jiménez Ridruejo colgaron en la plataforma Change.org en defensa del carácter vehicular del castellano y que ya va camino de las 120.000 firmas.

Alfonso Guerra fue de los primeros en sumarse, como adelantó este periódico, y el lunes estará en La hora de La 1 para defender sus posiciones. También se han adherido a él los exministros José Barrionuevo, César Antonio Molina y Julián García Vargas; los expresidentes del Senado Juan José Laborda y Javier Rojo; el exsecretario general de la UGT Cándido Méndez; la decana feminista Lidia Falcón; el presidente del Movimiento contra la Intolerancia, Esteban Ibarra; el economista José Carlos Díez y un interminable etcétera. En las últimas horas lo ha hecho el exseleccionador de baloncesto Juán de Dios Román.

También Nicolás Redondo Terreros. Sus palabras en las últimas horas han retumbado en todo el socialismo español: "Me dirijo a los socialistas de toda España. Ya que no pueden salvar la dignidad colectiva del partido, salven la suya. Digan donde puedan que no están de acuerdo con los pactos con Otegi. No callen".

Los promotores pretenden que esta iniciativa comience a tener visibilidad después de Navidad y saben que, además de un líder que coja la bandera, necesitan tiempo y lo que es más importante: financiación, recursos económicos frente a un Pedro Sánchez que se ha "blindado" no sólo en Moncloa sino también en Ferraz, con unos Estatutos a su medida, y en el Congreso colocando a dedo a los diputados. La escisión la contemplan como último recurso.

Los barones confunden sus deseos con la realidad

Estos históricos del socialismo están convencido de que los barones no liderarán una respuesta contra Pedro Sánchez. De hecho, los presidentes autonómicos del PSOE confían en que cuando Sánchez consiga aprobar definitivamente los Presupuestos Generales del Estado "encauzará" el rumbo de la legislatura, reduciendo su dependencia de Pablo Iglesias y los independentistas. Los hechos les desmienten y evidencian que la alianza Frankenstein es una estrategia calculada y diseñada para durar.

Un líder que canalice la indignación

Las fuentes consultadas por ESdiario consideran que si alguien se atreviera a dar ese paso, atraería a todos los "damnificados" de Sánchez y podría canalizar las distintas iniciativas que en las últimas horas están mostrando su repulsa por sus cesiones.

Socialistas como el exalcalde de La Coruña Paco Vázquez y el exministro del Interior José Luis Corcuera están impulsando un "movimiento cívico" para "hacer frente a la amenaza" que representa los pactos con Bildu y ERC, según desveló el jueves Vázquez en El Cascabel de Trece TV.

Y el que fuera candidato del PSOE a la Alcaldía de Madrid, Antonio Miguel Carmona, había recogido el viernes cerca de 35.000 firmas de apoyo al manifiesto contra el ataque al castellano.

En su análisis, estos veteranos dirigentes creen en cualquier caso que esta indignación, junto a la crisis económica y social, no serán suficientes para desalojar a Sánchez si el centroderecha vuelve a acudir dividido y enfrentado a las próximas elecciones generales.