Iglesias intenta que Felipe VI repudie a su padre en el discurso de Nochebuena
El vicepresidente segundo invoca la norma no escrita según la cual La Moncloa supervisa siempre el contenido del mensaje navideño del Rey y presiona para que tenga un gesto de rechazo.
A Podemos nunca le ha interesado el discurso del Rey en Nochebuena, ni estando aún Juan Carlos I ni ahora con su hijo, Felipe VI. Pero este año es el primero de Pablo Iglesias en el Gobierno y la cosa cambia.
El vicepresidente de Derechos Sociales ha visto una gran oportunidad en la norma no escrita según la cual desde los tiempos de la transición La Moncloa supervisa, puntualiza e incluso hace aportaciones a la intervención del jefe del Estado. La del 24 de diciembre y cualquier otra con carga política, pero especialmente ésa.
Iglesias quiere que el monarca incluya en su mensaje a la nación una alusión explícita a la situación de su padre, que permanece en Emiratos Árabes Unidos desde primeros de agosto; cuando a regañadientes acordó con Don Felipe su salida de España en medio del escándalo creciente sobre su presunto dinero no declarado en el extranjero.
Más que una alusión, lo que pretende el número tres del Ejecutivo es que el Rey condene la falta de "ejemplaridad" del Rey emérito, como en las navidades de 2011 lo hizo Don Juan Carlos con Iñaki Urdangarin. Entonces, hace nueve años, afirmó: "Afortunadamente vivimos en un Estado de Derecho y cualquier actuación censurable deberá ser juzgada y sancionada con arreglo a la ley. La justicia es igual para todos".
El líder de Unidas Podemos se propone, a través de Pedro Sánchez, modelar el discurso del jefe del Estado en un momento delicadísimo en Zarzuela. Y precisamente tras conocerse que Juan Carlos I se ha ofrecido a regularizar su situación con Hacienda, lo que para los morados lleva implícito el reconocimiento de que ha delinquido.
No le basta con que en marzo, cuando se desataron las informaciones sobre el Rey emérito, su hijo quitara la asignación de los Presupuestos Generales y renegara en un comunicado de cualquier herencia que pudiera corresponderle. A él o a sus hijas.
Iván Redondo, el supervisor
El discurso del Rey suele grabarse o en vísperas de la Nochebuena o en algún año incluso el mismo día. Al menos dos días antes la Casa Real se lo envía al jefe de Gabinete de la Presidencia, en este caso a Iván Redondo, para su aprobación. Es decir, el Gobierno no se limita a darse por informado, sino que puede introducir los cambios que considere. Aunque tradicionalmente no ha hecho falta más allá de algún matiz y/o sugerencia.
Los de Iglesias, tan republicanos como se declaran, siempre han caído en la tentación de decirle al Rey lo que debería decir. Durante años intentaron -y lo siguen haciendo- que Felipe VI se retractara de su histórico discurso del 3 de octubre de 2017, dos días después del referéndum ilegal en Cataluña. Y ahora pretenden que mate al padre ante millones de espectadores.