La polémica felicitación de Sánchez con la Navidad en contraste con el Ramadán
El presidente del Gobierno se limita a desear un "Felices fiestas" sin connotaciones religiosas y le recuerdan que sí lo hizo con las grandes fechas de la fe musulmana.
Nunca una simple felicitación ha suscitado tanta polémica como la expresada por Pedro Sánchez en la víspera de la Nochebuena, cuando expresó sus deseos para todos los españoles con un "Felices fiestas" que, a juicio de mucho, profundizaba en su negativa a pronunciar la palabra "Navidad", las fechas más simbólicas para la religión católica, mayoritaria en España.
El mensaje del presidente del Gobierno, lanzado desde su perfil oficial en Twitter, viene una semana después de que se refiriera a la Pascua, en el Congreso de los Diputados, como "Fiesta del afecto", una expresión que le hizo recibir un sonoro reproche público del presidente del PP, Pablo Casado.
Y la controversia se ha aumentado al cotejar la fórmula elegida por Sánchez para las Navidades con la que empleó en el pasado para felicitar sus días grandes a la comunidad musulmana de España, compuesta por alrededor de dos millones de personas, concentradas sobre todo en Ceuta, Melilla, Cataluña, Andalucía y Madrid.
En junio de 2018, un Sánchez que estaba a punto de presentar una moción de censura celebró de manera ostentosa la conmemoración islámica, con menciones expresas a su condición religiosa incluso utilizando expresiones en su lengua:
Para la Navidad, que recuerda el nacimiento de Cristo, el jefe del Ejecutivo ha preferido prescindir de toda alusión espiritual, aunque gracias a ella los propios diputados se toman vacaciones parlamentarias de más de un mes en un España en el que entre un 60% y un 70% se sigue declarando católico.
Las expresiones de Sánchez han generado miles de comentarios en las redes sociales, donde se le reprocha el agravio entre confesiones y se contrasta con la fórmula utilizada por su gran rival, Pablo Casado, para felicitar la Navidad: un grabado que reproduce la escena del nacimiento, en el portal de Belén, adaptada a los tiempos de pandemia.
Aunque pudiera parecer una anécdota, la Navidad coincide con un periodo legislativo en el que el Gobierno ha introducido reformas en la llamada Ley Celaá, por ejemplo, para excluir la Religión de la enseñanza reglada, de forma que no puntúe. Y con otras normas y leyes consideradas por la Conferencia Episcopal opuestas a la tradición cristiana y a su credo, con la eutanasia como bandera.
Sánchez si se acordó de los dos millones de musulmanes en una España con hasta un 73% de católicos
La estrategia gubernamental de reducir la influencia católica en España se percibe también en las preguntas que, a ese respecto, el CIS ha incluido en distintas encuestas desde al menos abril de 2019, para "demostrar" la vigencia de aquella célebre frase pronunciada por Manuel Azaña en la República según la cual "España ha dejado de ser católica".
La realidad es que el peso espiritual y práctico de la Iglesia tiene pocos parangones: ningún otro credo sea religioso o político, muestra tanto apoyo entre la ciudadanía, con picos de hasta el 73% en 2013. Y casi cinco millones de personas reciben algún tipo de asistencia en instituciones religiosas, muy centradas en la labor caritativa, los enfermos, los ancianos y la educación.