Illa decidió no endurecer el decreto al saber que el TSJ catalán mantiene el 14F
Ante el clamor de las comunidades y con los votos asegurados, el lunes el Gobierno estaba abierto a modificar los márgenes del toque de queda. Pero el martes por la mañana cambió todo.
Para sorpresa de sus interlocutores, Salvador Illa se sacudió la presión para que ensanche los márgenes del toque de queda tal y como le están pidiendo la mayoría de las comunidades con un simple "no". Esa fue su respuesta en la reunión que mantuvieron los ministros de Sanidad y de Política Territorial con los consejeros del ramo en el marco del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, esta vez con epicentro en Sevilla (aunque telemática, como viene siendo habitual).
Pese a que de puertas adentro varios consejeros le pidieron poder adelantar el confinamiento domiciliario expresamente a las ocho de la tarde, entre ellos la del País Vasco, Galicia y Castilla-La Mancha (otros no pusieron hora exacta), Illa replicó que el decreto del estado de alarma está bien como está de momento y que las autonomías tienen armas suficientes.
Sin embargo, las comunidades se malician que detrás de la cerrazón de Illa hay un acontecimiento de última hora: la decisión del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña de rechazar cautelarmente el aplazamiento de las elecciones catalanas del 14 de febrero al 30 de mayo. Que tiene muchos visos de convertirse en definitiva en las próximas horas.
Hasta entonces en Moncloa trataban de hacerse a la idea de que el retraso de los comicios no tenía mucha vuelta de hoja y de que éste irremediablemente desinflaría la operación Illa. Pero la sonrisa volvió a las caras de los socialistas el martes por la mañana.
A eso de media mañana el TSJ catalán hizo pública su decisión preeliminar, y ese dato es crucial porque lo cambió todo. Repentinamente, Sanidad se cerró en banda.
Cronología de un bandazo
El lunes, después de que presidentes regionales de todo signo se pusieran del lado del castellano y leonés Alfonso Fernández Mañueco, el Gobierno se abrió a modificar el decreto del estado de alarma..
Esa misma tarde, el lendakari, Íñigo Urkullu, pidió públicamente al Gobierno de Pedro Sánchez ese adelanto del toque de queda a las ocho de la tarde. Parecía repetirse así el patrón de octubre: entonces, tal que un día 23 de octubre, Urkullu demandó al presidente un nuevo estado de alarma en medio del clamor de las comunidades.
Sánchez convocó un Consejo de Ministros extraordinario solo dos días después, en domingo y a su vuelta del Vaticano. Sabiendo que tanto el PNV como Cs y ERC le garantizaban los votos necesarios en el Congreso. Así que tenía el trabajo hecho.
Según Illa, ni él ni el Gobierno han cambiado de criterio respecto a la modificación del toque de queda
En su comparecencia de este miércoles desde Sevilla, el ministro de Sanidad negó la mayor: "No ha habido ningún cambio de actitud ni de este ministro ni de este Gobierno", señaló. Aun cuando a su lado el consejero de Salud de la Junta de Andalucía, Jesús Aguirre, le pedía de viva voz ese adelanto ante las cámaras de televisión.
Los consejeros consultados por ESdiario se temen que lo de este miércoles haya sido la constatación de que el Ministerio de Sanidad no piensa mover ficha hasta después de las catalanas, una vez que se confirme que serán el 14 de febrero para que Illa no salga perjudicado. Aunque éste sostuvo que mantiene y seguirá manteniendo "un proceso continuo de escucha" con las comunidades.
Al fin y al cabo, son poco más de tres semanas hasta entonces. En el Gobierno, además, están convencidos de que el Tribunal Supremo va a darles la razón en su recurso contra la Junta de Castilla y León; lo que creen que les dará una coartada a mayores para seguir en stand by electoral.